la rebel.lió, en perill (de mort)

El jueves cayó Ras Lanuf, bombardeada incluso desde el mar, y quizá por eso los rebeldes pasearon ayer por primera vez una de las dos fragatas que Gadafi no tuvo tiempo de llevarse de Bengasi: no está claro si han logrado ponerla en marcha solos o con algún tipo de ayuda exterior, ni tampoco si saben accionar bien sus misiles.

El perfil de la fragata reforzaba el aire de guerra libio, pero no sirvió para animar demasiado a la capital rebelde. El mercado de la Ballena, pulsión de todas sus ansiedades, volvió un día más a llenarse de gente. Pero la pérdida del enclave petrolero de Ras Lanuf y el reconocimiento de París al Consejo Nacional Libio dio un toque diferente a las manifestaciones.

Ya no cuelgan los grandes carteles en los que - sin citar a la OTAN-se advertía contra cualquier intervención militar extranjera, y los manifestantes exigían con más fuerza que se imponga a Gadafi una zona de exclusión aérea - tampoco se citaba expresamente a la OTAN, la única capaz de llevarla a cabo-.Lo que sí colgaba ayer en el edificio de los antiguos juzgados, sede del nuevo gobierno, era una inmensa bandera de Francia… France la democratie... Merci la France…

Y bajo la bandera de Francia, entre el mar de antiguas banderas de la nueva Libia, alguien ondeaba una rojigualda española. Se la acaba de comprar Suheib en el zoco para airearla en el mercado de la Ballena. Lo hacía, explicaba el chico "porque Gadafi llamó a Zapatero y Zapatero no se puso al teléfono".

La gente de Bengasi lleva casi un mes manifestándose libremente en el mercado de la Ballena. No lo habían podido hacer desde que Gadafi tomó el poder en 1969, algunos - a pesar de que no lo reconocen-temen que quizá un día se les acabe el sueño y por esto no se cansan de gritar y denunciar todas las matanzas que se han tenido que callar en cuatro décadas… Las fotografías de los más de mil doscientos asesinados en Abu Saleem el 29 de junio de 1996… Los nombres de las 157 víctimas del vuelo comercial LN 1103 abatido el 22 de diciembre de 1992…

Tras la caída de Ras Lanuf, entre el mercado de la Ballena y las tropas de Gadafi sólo se interponen dos poblaciones: Briqa y Ajdabiya. La primera sólo es una urbanización petrolera. La segunda es una pequeña ciudad de la que sale una carretera directa hacia Tobruq y la frontera egipcia. Si las tropas de Gadafi llegaran a Ajdabiya, en lugar de tirar hacia Bengasi podrían tomar esta carretera, cerrar la frontera y aislar la segunda ciudad del país. Y hacerlo ahora, cuando dispone a gusto de su fuerza aérea.

Dicen que Gadafi está intentando comprar a las tribus de la frontera para que la cierren, y ese es el temor. No necesitaría reconquistar Bengasi, con toda la sangre que conllevaría: podría asediarla y dejar que los rebeldes se fueran debilitando.

En todo caso, esta estrategia implicaría llegar primero a Ajdabiya, que ayer por la mañana no las tenía todas consigo. En las cámaras frigoríficas de su morgue guardaban los cuerpos de cinco insurgentes abatidos en el frente de Ras Lanuf. Las tropas del "loco", como llaman reiteradamente a Gadafi, están más cerca que antes y en el centro de Ajdabiya oraban masivamente para que Dios - quién, si no-les ayude.

Al lado de la plegaria insurgente, Tahar - animado por el avance de Gadafi o el no avance rebelde-se explicaba en un mal italiano y sin cortarse un pelo:

"Gadafi no es tan malo como dicen. En Libia había trabajo, vivíamos bien. Mira mi coche, está oxidado, no llevo buenos coches como estos - los insurgentes-.Se está dando una imagen equivocada de Gadafi."

En los últimos días ha crecido entre los rebeldes la sospecha de que tienen infiltrados, gente de Gadafi metida en la milicia para minarla desde dentro. La enorme explosión, todavía no explicada, de un gran depósito de armas cerca de Bengasi el pasado viernes ha ayudado a alimentar esta psicosis. No se sabe el número de milicianos que murieron en la deflagración, entre otras cosas porque no hay el más mínimo control de milicianos, ni cuántos son ni cuántos hay en cada lugar.

12-III-11, P. Garcia-Planas, lavanguardia