les escoles de nenes, objectiu militar taliban

El terror de las niñas no es necesariamente un hombre de mirada torva y barba larga, tocado con turbante. Ni un mocoso con lavado de cerebro. Según los expertos, el perfil del terrorista no para de sofisticarse desde hace un año y medio, en su vivero pakistaní. Aunque los bárbaros misóginos de ayer respondieran, con toda probabilidad, al perfil típico de carne de madraza, cuando no de cañón. Por mucho que en esta ocasión, en lugar de volarse en pedazos cometieran la cobardía de atentar contra un centro escolar femenino. Diecinueve estudiantes de Mardán, de entre 18 y 20 años, están heridas - dos de gravedad-después de que dos motoristas la emprendieran a tiros y lanzaran dos granadas al interior de la facultad, mientras se celebraba un acto, antes de huir.

Mardán es la segunda ciudad de Jaiber Pajtunjua, la provincia pastún que bordea Afganistán y las FATA, siglas en inglés de las ÁreasTribales Administradas por la Federación. Las FATA, también pastunes, son el bastión del movimiento talibán pakistaní y refugio de Al Qaeda y de Haqqani. No por casualidad, es la zona de Asia Meridional con mayor analfabetismo y a la vez semillero de terroristas suicidas, apenas adolescentes. El analfabetismo femenino ronda el 93%, aunque es superior en los bastiones insurgentes de Waziristán y Orakzai.

En este último en febrero fue volado el único centro de educación secundaria y superior para chicas. Antes, habían sido destruidos otras 72 escuelas de Orakzai, dos tercios de ellas para niñas.

El pakistaní medio es casi un extranjero en las FATA o en Beluchistán. Pero cuando los talibanes se apoderaron del valle de Swat - a cien kilómetros de Islamabad-,tras destruir doscientas escuelas, se hizo inevitable una acción militar. Hace dos veranos, fueron desalojados a sangre y fuego. Como respuesta a esa ofensiva militar - y a la de Waziristán del Sur-y a los bombardeos con drones de la CIA, los atentados contra las ciudades se han multiplicado. Singularmente en Lahore, donde las escuelas se han convertido en fortines. El retornado novelista Mohsin Hamid, autor de El fundamentalista reticente,recuerda cómo tragó saliva cuando, buscando guardería para su hija, comprobó que "disponían de francotiradores".

"Nos obligan a contar con muros de cinco pies y cámaras", explica la directora de la más prestigiosa escuela femenina de Lahore (Jesús y María), Pilar Vila-Sanjuán. La monja catalana conocía bien al gobernador del Punyab, Salman Tasir, asesinado por defender a una cristiana condenada a muerte por blasfemia. Desde hace un mes, tras la detención en Lahore del espía de la CIA Raymond Davis - que había acribillado a dos perseguidores en pleno centro-el antiamericanismo ha tocado techo, pero la violencia parece reservarse. "Habrá más muertos, esto es la calma de antes de la tormenta - afirma Vila-Sanjuán-.Es peor porque no adivinas por dónde va a reventar, ni quién es el enemigo".

Cientos de personas han muerto en Lahore a lo largo del último año y medio, tanto civiles como fuerzas de seguridad. Varios atentados se han cebado en las fijaciones del rigorismo suní que inspira a los talibanes: los chiíes, los ahmadís e incluso el más célebre santuario sufí.

2-III-11, J.J. Baños, lavanguardia