alguns diplomātics i militars trenquen amb el rčgim

Gadafi apareció fugazmente esta madrugada (hora española) en la televisión estatal libia para dar la cara por primera vez desde la revuelta. "Estoy en Tripolí, y no en Venezuela", dijo mientras se resguardaba con un paraguas y se asomaba por el asiento delantero de una camioneta, como se aprecia en la imagen de más arriba. Gadafi, cuya insólita alocución duró menos de medio minuto, no se refirió a las muertes de manifestantes ni a las deserciones entre su gobierno.

Cuando cayó Ben Ali, Gadafi afirmó que lo seguía considerando presidente de Túnez. Cuando cayó Mubarak, dijo algo similar. Ayer, ningún líder de ningún país del mundo salió públicamente en defensa de Gadafi, ni siquiera en aquellos países africanos a los que tanto mimó y tantos mercenarios le proporcionaron.

Del mundo exterior, además de una larga conversación que mantuvo con el secretario general de la ONU y en la que Ban Ki Mun le exigió el fin de la violencia, ayer sólo le llegaron condenas y defecciones. Incluso su amigo Silvio Berlusconi, criticado por no haberlo hecho antes, calificó de "inaceptable" la represión.

Dos pilotos de las fuerzas aéreas libias desertaron y aterrizaron con sus Mirage F1 en el aeropuerto internacional de Malta. Los de pilotos, coroneles que salieron de Libia volando a baja altura para no ser detectados, informaron antes de aterrizar en malta su intención de pedir asilo político: se negaron a obedecer las órdenes de bombardear a los manifestantes.

Toda la delegación libia ante la ONU cortó ayer con Gadafi. "Los miembros de la misión de Libia representan sólo al pueblo libia, y a nadie más", afirmaron. El número dos de la delegación, Ibrahim Dabbashi, exigió a Gadafi que dejara el poder y pidió a la comunidad internacional que establezcan un área en la que se prohíba volar para evitar que Gadafi pueda recibir mercenarios y armas del exterior. También pidió a los tribunales de La Haya que investiguen posibles crímenes de guerra cometidos contra los manifestantes.

El embajador en India, Ali al Esawi, afirmó a la cadena de TV Al Yazira que la caída de Gadafi es "cuestión de días", y también cortaron con Trípoli tres empleados de su embajada en Estocolmo condenando "el genocidio de civiles en Libia (...) sería hipócrita servir al Gobierno de Libia cuando vemos cómo ataca a la gente en las calles".

En El Cairo y Alejandría, cientos de personas se concentraron frente a la embajada y el consulado de Libia para gritar contra Gadafi. En El Cairo, los manifestantes gritaban "Saif, dile a tu padre que los libios le odian", parafraseando una popular consigna de la revuelta egipcia sobre Mubarak y su hijo Gamal.

Repsol ha comenzado a evacuar a sus trabajadores de Libia, al igual que han hecho otras grandes petroleras presentes en ese país. Fuentes de la compañía se limitaron a señalar que la prioridad ahora mismo es garantizar la "seguridad" de sus trabajadores y sus familiares en el país, cerca de 70 personas. Otras fuentes dijeron que algunos trabajadores ya están siendo evacuados.

La multinacional está presente en este país norteafricano desde la década de 1970 y, de acuerdo con los últimos datos publicados, correspondientes a 2009, su producción en el país fue de 12,7 millones de barriles diarios, procedente de los bloques NC-115 (campo El-Sharara) yNC-186, en la cuenca de Murzuq. Esta cantidad supone alrededor del 4 % de su producción total.

Grandes petroleras como Total, Eni, BP o Statoil, así como importante empresas presentes en Libia, han comenzado a repatriar a sus trabajadores.

22-II-11, agcs, lavanguardia