La cúpula del poder iraní y sus masas progubernamentales no se ponen de acuerdo en qué hacer con los líderes de la "sedición", como llaman al movimiento de protestas. Mientras los miles de personas que ayer participaron en una marcha progubernamental de Teherán pedían la ejecución - "Muerte a Karrubi, Musavi...", gritaban-el encargado de la oración del viernes, el ayatolá Janati, dijo que lo más "conveniente" es que sigan en arresto domiciliario.
"Aquellos que piensan que los sediciosos deben ser ejecutados, que piensen como si ya estuviesen ejecutados. Ellos se han derrumbado dentro de la sociedad y han perdido credibilidad y dignidad", dijo Janati sobre Mehdi Karrubi, Mir Hosein Musavi y Mohamad Jatami, que según se supo ayer habrían programado otra marcha de la oposición para mañana domingo.
La convocatoria no habría sido hecha ni por Musavi ni por Karrubi, completamente incomunicados dentro de sus casas (nadie sabe de ellos desde hace varios días). Habría surgido de una serie de agrupaciones bajo el nombre Consejo de Coordinación del Camino de la Esperanza Verde, que habrían pactado con Musavi y Karrubi los pasos a seguir en caso de ser encarcelados. O ejecutados, como pedían ayer sus opositores en la calle.
"Deben ser ejecutados, es lo que se merecen", respondió Manzuré Huseini, de 30 años, que seguía la marcha en la moto junto con su esposo. "Ellos son anarquistas, no salieron el lunes a la calle a protestar por Egipto. Son anarquistas", repitió la mujer. "Muerte a los anarquistas", gritaban desde los altavoces situados a los largo de Enquelab, Revolución, donde se realizó la marcha. Otra de la consignas más utilizadas iban enfocadas contra Hashemi Rafsanyani, uno de los clérigos que han marcado la historia de la Revolución, que quien no sólo pidieron su muerte sino que le pidieron que dejara la dirección del Consejo de Expertos.
"Es la primer vez en la historia de la Revolución que en TV se muestran consignas que piden la muerte Hashemi", dijo a La Vanguardia un analista que pidió ocultar su nombre.
"Siempre pensé que Musavi, Karrubi y Jatami eran verdaderos revolucionarios, ahora sé que no lo son", explicó Manzuré. "He venido para pedir que se juzgue a los sirvientes de Israel y América", contaba Mohsen, de 17 años, convencido de que hoy tendrá una larga discusión con sus compañeros de colegio que simpatizan con la oposición. "No los odio, sólo pienso que deben convencerse que ellos y sus líderes están equivocados".
19-II-11, C. Gómez, lavanguardia