una França sense liberté, égalité ni fraternité per als pares homosexuals

España, al legalizar en el 2005 el matrimonio entre personas del mismo sexo y autorizar a la pareja la adopción de niños, se sumó al pequeño puñado de países que han adoptado la vía de igualar en derechos a las parejas homosexuales y las heterosexuales. Holanda fue el primero en hacerlo, abriendo el camino en el 2001, y poco después - en el 2003-le siguió su vecino, Bélgica, aunque no incluyó el derecho a la adopción. En el 2005, además de España, adoptó una legislación similar Canadá - el primer país americano en hacerlo-y un año después, en el 2006, Sudáfrica, el primero también en el continente africano. En el 2009 siguieron Noruega y Suecia - en este caso incluidos los matrimonios de carácter religioso-y el año pasado, el 2010, lo hicieron Portugal - sin autorizar la adopción-,Islandia y Argentina. En otros países, como EE. UU. y México, los matrimonios homosexuales están autorizados en algunas zonas. Así es en Connecticut, Iowa, Massachusetts, Nuevo Hampshire, Vermont y Washington (en el primer caso) y México distrito federal (en el segundo). Otro grupo de países se ha limitado a legalizar uniones administrativas de hecho: Dinamarca (1989), Francia (1999), Alemania (2001), Finlandia (2002), Nueva Zelanda (2004), Reino Unido (2005), República Checa (2006), Suiza, Uruguay y Colombia (2007).

La puerta al matrimonio va a seguir cerrada en Francia, por tiempo indefinido, a las parejas homosexuales. El Consejo Constitucional echó ayer la llave al declarar constitucional la prohibición de celebrar bodas entre personas del mismo sexo. El sacrosanto principio de igualdad, que figura en el frontispicio de la República francesa y se aplica en no pocos casos a rajatabla, no es aquí de aplicación. A juicio de los sabios, el tratamiento diferente a situaciones diferentes encaja perfectamente en la Constitución.

Corinne Cestino (c) et sa compagne Sophie Hasslauer (2ed) posent, le 19 janvier 2011 à leur domicile à Val-de-Vesle (Marne), entourées de leurs quatre enfants (de g à d), Merlin, Emilie, et les jumeaux Virgile et Anatole.
Sophie Hasslauer, Corinne Cestino y sus cuatro hijos

"Al mantener el principio según el cual el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, el legislador ha estimado, en el ejercicio de sus competencias, que la diferencia de situación entre las parejas del mismo sexo y las parejas compuestas de un hombre y una mujer podía justificar una diferencia de tratamiento en cuanto a las reglas del derecho de familia", razona el Consejo en un comunicado. Otros argumentos colaterales evocados por los demandantes han sido igualmente desechados. En otra decisión reciente, de julio del año pasado, el mismo organismo había considerado constitucional la prohibición para las parejas homosexuales de adoptar niños.

En Francia, las parejas homosexuales - al igual que las heterosexuales que no deseen casarse-pueden formalizar su situación acogiéndose a la unión administrativa de hecho conocida bajo las siglas PACS (Pacto Civil de Solidaridad), instaurada en 1999. Cada miembro de la pareja puede, asimismo, adoptar niños a título individual, sin que en este caso el cónyuge tenga ningún derecho legal sobre esos hijos.

Precisamente ha sido la preocupación por el futuro de sus cuatro hijos - tres en común, concebidos por inseminación artificial en Bélgica. y otro fruto de una relación anterior-lo que llevó a Sophie Hasslauer y Corinne Cestino, en pareja desde hace quince años, a presentar una cuestión prioritaria de constitucionalidad a través del Tribunal de Casación. Ambas madres aspiraban a legalizar su situación para garantizar que, en caso de fallecimiento de uno de los miembros de la pareja, la familia no sería disgregada por la justicia. Al no estar reconocido el vínculo matrimonial, tampoco es aplicable la regulación que existe en el seno del matrimonio sobre la patria potestad, la custodia de los hijos y los derechos de sucesión.

"Se lo debemos a nuestros hijos", subrayaba ayer Corinne Cestino, decepcionada por la decisión. "Me duele que me digan que no tengo los mismos derechos que los demás", afirmó. "Este texto institucionaliza la intolerancia", abundó por su parte Sophie

Hasslauer. Apoyadas por varias asociaciones en defensa de los derechos de gais y lesbianas - igualmente decepcionadas, aunque no sorprendidas-,ambas anunciaron su determinación de proseguir las acciones judiciales.

Si la puerta a los matrimonios homosexuales sigue, por el momento, cerrada, no tiene por qué serlo definitivamente. Al menos jurídicamente hablando. El Consejo Constitucional, de hecho, deja la pelota en el tejado del Parlamento, al que señala como instancia competente para legislar sobre el asunto. "No corresponde al Consejo Constitucional sustituir por su apreciación la del legislador" en este asunto, remarca.

El Partido Socialista anunció ayer, por boca del presidente de su grupo parlamentario en la Asamblea Nacional, Jean-Marc Ayrault, la presentación de una proposición de ley para autorizar el matrimonio de personas del mismo sexo, de forma análoga a como existe en otros países. Sin embargo, es difícil que tal iniciativa pueda - hoy por hoy-prosperar. La UMP, el partido gubernamental, es hostil - incluido el propio presidente, Nicolas Sarkozy-a la idea de los matrimonios homosexuales. No así los franceses: el 58% es favorable, según un sondeo de TNS Sofres.

29-I-11, Ll. Uría, lavanguardia