´Tareas de los ex presidentes´, Lluís Foix

Dos ex presidentes del Gobierno  acaban de fichar por empresas privadas o privatizadas del sector energético. Felipe González ha sido nombrado consejero de Gas Natural Fenosa para fortalecer los vínculos internacionales del grupo en Iberoamérica. Su remuneración será de 126.000 euros anuales. José María Aznar ha fichado como asesor externo para Endesa y cobrará cerca de 200.000 euros al año.

Es bueno aprovechar la experiencia de quienes han gobernado y conocido la complejidad de los poderes del Estado en acción. Tony Blair da conferencias millonarias por el ancho mundo, lo mismo ha hecho Bill Clinton, y en su tiempo Mijaíl Gorbachov exponía sus experiencias del desguace de la Unión Soviética a tarifas muy reconfortantes.

El ex canciller alemán Gerhard Schröder hizo algo más interesante al fichar poco después de las elecciones del 2005 como jefe de los accionistas de Gazprom, la empresa rusa de gas, a la que casualmente había concedido un aval de mil millones de euros para la construcción de un oleoducto en las últimas semanas como canciller. Las críticas en Alemania fueron generales y muy ácidas.

The Washington Post le dedicó un duro editorial, mientras que el demócrata Tom Lantos, presidente del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, se refirió a él como "prostituta política" por su comportamiento en ese caso. En enero del 2009, Schröder sería nombrado consejero de la compañía petrolera TNKBP, una empresa común entre British Petroleum y su socio ruso.

Quienes han servido como primeros ministros merecen un reconocimiento por su labor y también una remuneración pública generosa por haber llevado a sus espaldas la responsabilidad del gobierno, al margen de sus aciertos y equivocaciones.

Sería preferible, sin embargo, que su talento acumulado y su capacidad de influencia se encauzara más bien hacia espacios que corresponden al Estado al que sirvieron y no a empresas que, en algunos casos, fueron ellos quienes las privatizaron, para más tarde, con el paso del tiempo, convertirse en sus consejeros, cobrando sueldos que suenan muy abultados en los tiempos de crisis que vivimos.

Escuché el otro día una entrevista a Felipe González en la que, más o menos, hacía suya la expresión de Zygmunt Bauman cuando dice que "el Estado es un ejecutor de la soberanía del mercado".

Merecen todo el respeto los ex presidentes, que, dicho sea de paso, no tienen problemas de liquidez para sobrevivir. ¿No sería más razonable utilizar su experiencia para servir al sector público antes que al privado en unos tiempos en los que el poder se ha liberado de la política y la política carece de poder? El problema es que quienes gobiernan los suelen ignorar.

13-I-11, Lluís Foix, lavanguardia