´Ley Sinde: no es una buena idea´, Michel Boldrin & Pablo Vázquez

La ley Sinde no es una buena idea. No va a aportar nada al cambio de modelo productivo que necesita nuestra economía y probablemente lo haga más difícil. Al mismo tiempo es equivocada porque es una ineficaz forma de defender a los artistas. Cerrar las web que faciliten intercambio de archivos es una forma socialmente poco eficiente de proteger a los autores y, lo que es más importante, no está claro que fomente la innovación o la producción de nuevas creaciones musicales o cinematográficas.

La evolución del mercado musical muestra que los ingresos son casi los mismos que hace cuatro años pero han cambiado su composición. Mientras los ingresos por venta de música continúan descendiendo -aunque a menor ritmo-, han aumentado los de la música en vivo.

Los cambios tecnológicos inducen siempre un cambio en la organización de la producción y distribución de los bienes y servicios en la industria afectada. Los principales perjudicados han sido, sin duda, las discográficas y las tiendas de discos. Las tiendas físicas están en vías de extinción, pero las virtuales florecen: las ventas on line han pasado en España de 1,4 millones de euros en el 2004 a 19,8 millones en el 2008 (Ministerio de Industria, 2009). Y las discográficas se reinventan: otras formas de comercializar música surgen y demuestran que un mercado de música sin ley antidescargas es rentable.

El argumento "menor protección de copyright igual a menor producción artística" que inspira la ley Sinde es sencillamente equivocado. Los 600 artistas que, de acuerdo con la SGAE, cobran el 75% de los derechos (informe de la CNC, 2010), son precisamente los que no necesitan derechos de exclusiva: pueden regalar su música, porque tienen otras muchas formas de ganar dinero.

Además, desde el punto de vista social, la cuestión no es y no debe ser encontrar una legislación que permita a los productores ganar más dinero. Al contrario, para el bienestar social la pregunta apropiada es: ¿qué regulación facilita que se genere la mayor cantidad de creaciones artísticas que puedan ser disfrutadas por más personas (es decir, al menor precio posible)? Es bastante evidente que la actual regulación de copyright y los procedimientos contenidos en la LES favorecen a las grandes discográficas y las grandes estrellas a costa de usuarios y de artistas menores. Sería más eficaz incorporar las recomendaciones de la Comisión de Competencia acerca de nuestra ley de propiedad intelectual.

22-XII-10, M. BOLDRIN, profesor emérito de la Universidad de Washington & P. VÁZQUEZ, director de Fedea, lavanguardia