Daniel Ellsberg, el whistleblower predecessor de Julian Assange

entrevista a Daniel Ellsberg, que filtró las mentiras del gobierno Johnson sobre Vietnam

Daniel Ellsberg, de 79 años, descuelga el teléfono en un hotel de Hollywood, donde acaba de participar en una tertulia en la CNN: estos días es un personaje requerido.

En 1969, este ex alto funcionario de la Administración Johnson sacó de la Rand Corporation, el laboratorio de ideas donde trabajaba, las siete mil páginas de una historia secreta de la guerra confeccionada en el departamento de Defensa. En 1971 las entregó a The New York Times.Los papeles del Pentágono expusieron las mentiras del Gobierno de EE.UU. sobre Vietnam y su publicación provocó un choque entre el poder ejecutivo y la prensa.

   

A Ellsberg se le ha presentado como un antecesor de Julian Assange, el responsable de Wikileaks, que ha empezado a difundir 250.000 informes de la diplomacia estadounidense. Algunos extractos de la conversación:

"No son los papeles del Pentágono - dice Ellsberg en referencia a los cables del departamento de Estado-.No son papeles de decisión de alto nivel. Quienes toman las decisiones políticas a alto nivel no tienen tiempo de leer cables que sólo son secretos. Puede sonar divertido, pero es así. En los casos en los que los cables contienen noticias, deberían llevar mucho tiempo publicadas".

Pero se han comparado con los papeles del Pentágono.

Hay diferencias y similitudes. La diferencia es que los papeles del Pentágono eran top secret y eran papeles de alto nivel de decisión. De otro lado, esto es más voluminoso. Representa un registro más continuado y actual. Los papeles del Pentágono más recientes databan de tres años antes. Estos de ahora se han publicado el mismo año en que fueron redactados. Pero en conjunto no son tan significativos como los papeles del Pentágono. Aunque hace cuarenta años los propios papeles del Pentágono no eran los papeles de la Casa Blanca, ni eran los de la CIA. Ninguno de estos papeles es la última palabra. Incluso aquellos no eran tan buenos como las cintas orales de Richard Nixon. Necesitamos los papeles del Pentágono y de la Casa Blanca sobre Afganistán. La única manera de obtenerlos es que alguien los filtre. Alguien con el mismo instinto que Bradley Manning, acusado ahora de la filtración. Alguien con el mismo acceso que Bradley Manning tenía.

¿Se identifica usted con el soldado Manning, o con Julian Assange?

Me identifico específicamente con Manning. Si las conversaciones por internet con Adrian Lamo (el hacker que le delató) son verdad, y no lo sé, y si le reconoció haber dado el vídeo Collateral Damage (en el que se veían un helicóptero estadounidense durante un bombardeo en Iraq) y estaba dispuesto a ir a la cárcel si era necesario, yo me sentía igual hace cuarenta años. Y esperé cuarenta años para oír algo similar.

¿Conoce a Assange? Es misterioso.

No le conocía hasta que fui a Londres. Allí pasé varias horas durante tres o cuatro días (en octubre, cuando Wikileaks reveló los 400.000 documentos de Iraq). Acabé respetándolo mucho. Para mí ya no es misterioso. Está sometido a una enorme presión. Pero me gusta, lo admiro y respeto su juicio. Esto no significa que no esté libre de críticas. Nadie lo está.

¿Quién financia a Assange?

No sé nada de esto, pero él recibe contribuciones. Por lo que sé, con el vídeo del helicóptero Apache recibió una gran ola de contribuciones. Yo fui uno de ellos después de ver aquel vídeo.

¿Sabe dónde está ahora?

No. Creo que lo último que oí es que está en Londres. Se mueve mucho.

¿Teme por la vida de Assange?

El riesgo de un ataque a su vida no es demasiado alto, pero debería ser cero. Y no lo es.

Se ha dicho que la revelación de los cables puede suponer el fin de la diplomacia tal como la conocemos.

Esto es absurdo. Se dice siempre lo mismo cada vez que hay una filtración de cualquier tipo. Lo dijeron de los papeles del Pentágono y era totalmente falso.

También se ha dicho que en los cables sólo hay cotilleos.

Pero es una tontería decir esto sobre la base de lo que se ha publicado en uno o dos días sobre un total de 260.000 cables. Francamente, me decepciona el número de gente que se cree capaz de opinar y comentar de manera dogmática sobre la base de los primeros días de revelaciones de algo que será un proceso de revelaciones a largo plazo. Sí, hay una buena parte de cotilleos, alguna de la cual no parece demasiado importante, pero en los próximos días no creo que haya tanto énfasis en los cotilleos. Esto es una suposición.

¿Escuchó la reacción de Hillary Clinton?

El secretario de Estado (en el momento de los papeles del Pentágono), William Rodgers, y su sucesor, Henry Kissinger, decían exactamente lo mismo: temerario, irresponsable, el cielo se derrumba, la diplomacia nunca será igual… Son tonterías. No les gustan las filtraciones, es embarazoso para ellos, a nadie le gusta ver cómo se lava su ropa en público, y una parte de su ropa está realmente sucia. Es indignante que gente que ha estado implicada en la escalada en Afganistán, como Hillary Clinton, o con una guerra de agresión como la de Iraq, estén acusando a Julian Assange y a Bradley Manning de comportamiento temerario e irresponsable. Su comportamiento, para el resto de sus vidas, posiblemente nunca podrá compararse con la temeridad y la irresponsabilidad de la gente que nos ha metido en estas guerras.

Obama incluido.

Claro, claro. Por cierto, creo que uno de los mayores secretos que hasta ahora se han revelado en estos cables, y creo que continuará, es la poca diferencia que existe entre las políticas exteriores de Barack Obama y George W. Bush. De hecho, la mayoría de estos cables son de entre 2007 y principios del año actual, e incluyen un año entero de Barack Obama en la presidencia. Lo que hemos visto hasta ahora indica que no se puede diferenciar el uno del otro.

Como norma general, ¿tiene derecho un gobierno a mantener información secreta?

Claro, claro. Todo gobierno legítimo, que supongo que son una minoría en el mundo… No quiero decir que las tiranías autoritarias tengan derecho a mantener secretos: no tienen derecho a existir como gobiernos. Pero en términos de gobiernos democráticos, claro, hay un amplio abanico de secretos que merecen ser protegidos. Y hasta ahora no hay ninguna indicación de que secretos semejantes hayan sido revelados en los cables tal como han sido publicados.

1-XII-10, M. Bassets,, lavanguardia