28N: ´Europa no entra en el debate´, Lluís Foix

Fue sorprendente que en el debate del domingo entre los seis candidatos a presidir la Generalitat no se mencionara ni colateralmente la palabra Europa. Josep Cuní moderó con profesionalidad la discusión, hasta el punto de que arrancó un cara a cara entre Montilla y Mas, como aquellos pactos que se alcanzan cuando se ha terminado la cena y los invitados se disponen a cruzar el umbral de salida. Pero los responsables de campaña de los partidos no se tomaron la molestia de leerse las condiciones que establece la ley para este tipo de debates.

Tampoco parece que conocían el reglamento los doce miembros del consejo de gobierno de la corporación de la televisión y radio públicas catalanas cuando muy de mañana del día siguiente anunciaron que habría un cara a cara. ¿Conocen las normas que deben aplicar? Parece que no.

Mientras transcurría el frenético ir y venir de recursos y fallos de las juntas electorales de Barcelona y Madrid, Europa vivía momentos de zozobra con el rescate multimillonario de Irlanda, que sacudía la divisa sometida a los vendavales de los mercados.

Esa misma noche, la canciller Angela Merkel exponía los riesgos que amenazan al euro sugiriendo implícitamente que Alemania no estaba en condiciones de garantizar la estabilidad monetaria europea sin que el sector privado, principalmente los bancos, se implicara en los rescates que son garantizados por las arcas alemanas.

Alemania está cambiando el discurso europeísta que ha seguido con generosidad y ejemplaridad desde los tiempos de Adenauer hasta la misma canciller Merkel, que parece ahora haber olvidado aquellas afirmaciones de Thomas Mann y de Helmut Kohl cuando dijeron que preferían una Alemania europeizada a una Europa germanizada. El anodino presidente del Consejo Europeo, el belga Herman van Rompuy, dijo el martes pasado que "tenemos que trabajar juntos para que sobreviva la zona euro, porque si no garantizamos la Europa del euro no sobrevivirá la Unión Europea". Ojalá se equivoque.

Irlanda tiene un gobierno agonizante, Portugal vivió ayer una huelga general, las bolsas indican la fuga masiva de capitales de España, contagiada por la fragilidad de los débiles. La crisis afecta a toda Europa sin que nadie se atreva a hacer un diagnóstico.

En Catalunya podemos discutir hasta la saciedad de lo que queramos, pero si no consultamos la brújula europea, nos podemos convertir en navegantes solitarios y a la deriva en medio de mares tormentosos.

No podemos olvidar que desde 1986 hasta 2006, la ayuda que España ha recibido de los fondos de cohesión europeos ha alcanzado casi un uno por ciento de nuestro producto interior bruto anual. Esto se ha acabado. A los candidatos a presidir la Generalitat no parece que les afecte. A los electores sí, y mucho.

25-XI-10, Lluís Foix, lavanguardia