29/31-X, Barcelona, Fòrum Internacional EXGAE

La difusión y el acceso a la cultura en todas sus formas han cambiado con la llegada de internet. Para escuchar un disco basta un clic. La mezcla entre cultura y tecnología ha resultado especialmente negativa para sectores como el de la música, que incluso hablan de su posible desaparición debido la piratería. En este contexto EXGAE (organismo creado en Barcelona y dedicado a la defensa de ciudadanos y artistas afectados por entidades de gestión de derechos) en colaboración con Arts Santa Mònica organiza entre ayer y mañana en Barcelona el Foro Internacional de Acceso a la Cultura y el Conocimiento en la Era Digital. Un evento para buscar soluciones entre creadores digitales, distribuidores de cultura y expertos.



En muchos países se han creado legislaciones para mitigar las pérdidas de los autores, pero para Simona Levi, presidenta de EXGAE, la respuesta es que "la industria ya no funciona porque no nos hemos sabido adaptar a los cambios tecnológicos". Peter Sunde, de la web Flattr, diseñada para distribuir cultura a bajo coste, cree que, "se requiere un acuerdo más que una solución", entre el autor y el consumidor. Él y otras 10 personas participaron ayer en la conferencia Sostenibilidad de la producción cultural en la era digital. Sander, junto a Linus Olsson, creó Flattr en marzo. Su base son los micropagos. El usuario debe depositar un mínimo de dos euros al mes y cada vez que un usuario clica en un enlace, su autor va sumando puntos. Al final de mes se contabilizan y se le otorga el dinero correspondiente. "Es como si cada persona tuviera un pastel. Mensualmente su pastel se fracciona entre el material que adquirió. Entonces, la ganancia para el autor no es sólo una rebanada, sino que se multiplica por millones de usuarios y al final es significativa", explicó Sander.



Con una idea parecida nació Magnatune, creada por John Buckman. La diferencia es que el usuario debe de depositar 15 dólares mensuales y tiene derecho a bajar todos los documentos que desee mientras estén disponibles. Y el autor recibe una ganancia fija acordada con Magnatune.



En realidad el intercambio de cultura por dinero no ha desaparecido, sólo se esta transformando, dijeron algunos de los conferenciantes, y las personas están dispuestas a pagar por recibirla, pero no a precios excesivos.

Más allá del dinero, la evolución cultural es lo importante para Johanna Barkley, la creadora de Ready to share. Un estudio sobre el óptimo desarrollo de las industrias donde no existe el derecho de autor, como la moda. "Todos los diseñadores se imitan entre sí y cada temporada vemos cosas nuevas, incluso hay prendas que han llegado a los museos". Ella defiende que las industrias "libres" como la moda, la comida y los muebles en EE. UU. son las de mejores ganancias, y sobreviven por satisfacer un mercado de ingresos y gustos muy variados.

Para Barkley, el futuro para defender la autoría puede ser la marca registrada. Pero "no será la solución definitiva", afirmó.

30-X-10, A.P. Tovar, lavanguardia