Afganistan (i Rússia, i l´OTAN, i Iran... i Xina)

Los ecos de la derrota soviética en Afganistán son demasiado recientes como para esperar que Moscú aporte tropas a la ofensiva que la OTAN libra en este país desde hace nueve años. Pero la organización militar necesita ahora más que nunca de su antiguo enemigo. Y las maquinarias diplomáticas de ambas partes trabajan a marchas forzadas para que la cumbre que la Alianza Atlántica y Rusia celebrarán en un mes en Lisboa marque "un nuevo comienzo en las relaciones", como pide Anders Fogh Rasmussen, secretario general aliado.

Los primeros resultados de esa nueva relación bilateral deberían verse en el escenario bélico de Afganistán. La OTAN ha propuesto a Rusia que done una veintena de helicópteros - una carencia permanente en las tropas aliadas-a las nuevas fuerzas de seguridad afganas. Técnicos rusos se ocuparían - siempre en suelo ruso-de formar a los pilotos y mecánicos afganos. "Nos consta que los rusos se lo están pensando", afirman fuentes aliadas. Lo que "no está en la agenda" es el despliegue de tropas: ni la OTAN lo reclama ni Rusia se lo plantea.

También se ha pedido a Moscú ampliar el actual acuerdo que permite el tránsito de mercancías aliadas por territorio ruso, para que los convoyes puedan no sólo ir sino también volver por la misma ruta. Por esa vía Moscú sólo deja circular material no bélico, y la Alianza Atlántica aspira a que le permita pasar armas y munición. La difícil cooperación con Pakistán en los últimos tiempos hace más urgente que nunca la diversificación de las rutas de aprovisionamiento.

Moscú ya colabora con la OTAN en la formación, en Rusia, de agentes antinarcóticos afganos, un programa que también la Alianza Atlántica querría reforzar. Con todo, el gran objetivo estratégico de la organización militar con Rusia es que participe en el diseño de un escudo de un nuevo antimisiles común.

De acuerdo con fuentes aliadas, a menos de un mes para que los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países adheridos a la OTAN se reunan en Lisboa con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, Moscú está valorando "muy seriamente las peticiones".

Desde Rusia se empiezan a apuntar posibles contrapartidas, como el freno a la expansión de la OTAN en su antigua esfera de influencia. Moscú sigue sin haber digerido que tras la caída de la URSS varios antiguos miembros del Pacto de Varsovia (Polonia, Rumanía, Bulgaria, República Checa y Eslovaquia) y las tres repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania ingresaran en la Alianza Atlántica.

La presencia de tropas aliadas en sus zonas fronterizas con Rusia es motivo constante de fricciones y las autoridades rusas aspiran a pactar una definición jurídica del concepto "considerables fuerzas militares" para evitar la expansión hacia las fronteras rusas, según reveló el diario ruso Kommersant.Rasmussen abordará el tema con el gobierno ruso la próxima semana en Moscú.

Moscú también recela de los planes de la OTAN con Georgia, a quien en tiempos del presidente George W. Bush se le prometió que llegaría a ser miembro de la organización. Tras la guerra de agosto del 2008, Francia y Alemania han enfriado estos planes de entrada. Pero el Kremlin podría aprovechar las negociaciones sobre Afganistán y el escudo antimisiles para pedir que se aparquen definitivamente.

28-X-10, B. Navarro, lavanguardia