guerra afganesa: Pakistan, necessari aliat... i el pitjor enemic

veure també:
- Pakistan, el país de la bomba nuclear islàmica
- AFPAK, Afganistan / Pakistan, el niu de la serp

Aun con el agua al cuello, Islamabad no pierde ocasión de recordar que en Afganistán no habrá paz sin Pakistán. Y ahora, ni siquiera una guerra en condiciones. El aprovisionamiento de las tropas de la ISAF empieza a verse comprometido, cuando se cumple una semana de la decisión pakistaní de cerrar su principal puesto fronterizo, Jiber, a los convoyes de combustible. Cientos de camiones cisterna destinados a la OTAN se encuentran inmovilizados .

Según la asociación de transportistas de petróleo, el Gobierno les ha impuesto un bloqueo de facto, sin destinar efectivos para su protección. Algo que los ha convertido en patos de feria para supuestos talibanes que han prendido fuego a Decenas de estos tráilers en los últimos días, en media docena de ataques. Ayer se registró el último incidente, aunque el más grave tuvo lugar anteayer, no muy lejos del cuartel general del ejército, con un saldo de 23 camiones cisterna en llamas y tres muertos. No hay detenidos.



Islamabad cerró el puerto de montaña de Jiber a la OTAN como represalia por la invasión de su espacio aéreo por tres helicópteros, que hace una semana dieron muerte a otros tantos soldados pakistaníes. La Alianza Atlántica alegó que había respondido al fuego de los militares pakistaníes mientras perseguía a milicianos talibanes. Pero ayer el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se vio obligado a presentar excusas al ministro de Exteriores de Pakistán, antes de solicitarle una pronta reapertura del paso fronterizo.

Hasta ahora Islamabad ha podido capear el incremento de ataques de aviones no tripulados dentro de sus fronteras, ordenado por Barack Obama para eliminar terroristas de Al Qaeda ocultos en las zonas tribales. Sin embargo, en septiembre pasado los Predators y Reapers norteamericanos sumaron 21 bombardeos, con un 120 muertos. Un récord difícil de digerir para Islamabad ante su opinión pública -por el elevado número de víctimas colaterales- y que además parece tener relación directa con la actual alerta roja terrorista en Europa. Anteayer fueron ocho los supuestos terroristas de Al Qaeda alcanzados por estos ingenios, cinco de supuestamente con pasaporte alemán de origen turco, aunque el Ministerio de Exteriores alemán decía ayer no tener datos suficientes para confirmarlo.

Entre el 50% y el 80% del suministro de combustible y víveres de la OTAN en Afganistán llega a través de Pakistán -el resto, desde UzbekistányTayikistán-. Desde Karachi parten dos rutas. Una cruza el conflictivo Beluchistán hasta Quetta y Chamán, en la frontera, para seguir hasta Kandahar. La otra cruza el paso de Jiber, hasta Kabul. Esta segunda ruta, ahora taponada, sería la más usada.

La de Chamán tiene la particularidad de ser a la vez una de las mayores rutas de contrabando del mundo. La mafia pastún de Quetta opera simultáneamente el contrabando, el transporte y los hoteles. En la polvorienta ruta de Karachi a Kandahar, vía Quetta y Chamán, comparten polvareda y embotellamiento traficantes de heroína, furgonetas de talibanes de permiso, contrabandistas y convoyes de la OTAN. Hay polvo para todos, y sobre todo en el ojo de la policía pakistaní. Para que los convoyes no sean presa de las llamas, en plena retaguardia talibán, evidentemente se necesitan sobornos de gran calado. No hay que olvidar que el gran patrocinador de los talibanes, a mediados de los noventa, fue la mafia transportista de Quetta, harta de pagar a decenas de intermediarios, los señores de la guerra. El control del 90% del país por la milicia talibán acabó con dicha fragmentación, que la guerra ha reproducido.

El Pentágono sabe que el combustible para sus tropas es también el principal combustible económico para los que las combaten. Algo que se repite en Afganistán.

6-X-10, J.J. Baños, lavanguardia