l´oposició veneçolana podrà frenar el populisme chavista

En términos democráticos, el resultado de las elecciones del domingo es positivo. En primer lugar, por el alto porcentaje de participación (66,45% de los 17 millones de votantes convocados). En segundo, porque devuelve a la oposición a su terreno de juego natural, donde se acredita la vitalidad del debate político. Y, en tercero, porque socava la enfadosa tendencia del presidente a presentarse como portavoz único de los venezolanos: "Chávez es el pueblo", ha repetido una y otra vez la televisión oficial durante la campaña. Portavoces chavistas manifestaron días atrás que cualquier resultado que les reportara menos de 110 escaños sería malo. Quizás por ello, el anuncio oficial del escrutinio electoral se demoró unas ocho horas, a pesar de que Chávez había arengado sin tregua a los suyos desde la madrugada, vía Twitter, con mensajes de aire militar como "Máxima movilización" o "Empujad fuerte en todo el frente de batalla". El resultado cosechado por Chávez fue a la postre el que fue. Y hubiera sido peor de no haber modificado previamente leyes electorales, primando el valor del voto en zonas rurales que le son afines. De hecho, según fuentes de la oposición, el MUD habría obtenido la victoria en número de votos (hasta el 52%), aunque esta no tuviera luego su reflejo en el número de escaños.

La embestida electoral contra la oposición lanzada por Hugo Chávez -operación Demolición, la llamó- se ha quedado desrevolucionada:la alianza opositora logró en las elecciones del domingo superar el tercio de escaños necesarios para plantar - un poco-cara a la revolución.

Acostumbrado a una Asamblea Nacional ciento por ciento roja rojita -en el 2005 la oposición se plantó y no se presentó a las elecciones-, el comandante ya no podrá aprobar a su gusto leyes orgánicas, ni convocar la Asamblea Nacional constituyente, ni designar rectores del Consejo Nacional Electoral, ni retirar a magistrados del Supremo.



La oposición venezolana rompe así la mayoría cualificada de los revolucionarios e impide el objetivo repetido por Chávez a los suyos durante la campaña electoral: lograr dos tercios de la Asamblea.

Más allá de irrumpir en el Legislativo tras cinco años de ausencia, hay un dato esencial todavía no desvelado por la Comisión Nacional Electoral: cuántos venezolanos han votado por el oficialista Partido Socialista Unido y cuántos por la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática.

La oposición asegura que el 52% de los votantes lo han hecho por ellos, y la ingeniería electoral aplicada por el chavismo en los últimos meses - para sacar más diputados con menos votos-explicaría el diferencial de escaños:

94 para los chavistas y 60 para la oposición.

Otro dato relevante es el índice de participación: 66,45% del censo. Es una cifra alta: en las legislativas del 2000 fue a votar el 56,84% y en las del 2005, a las que sólo concurrió el chavismo, el 25,26%. Pero, con ser alta, sigue indicando que un tercio de los venezolanos no se sienten vinculados ni con las propuestas de la oposición ni con la revolución bolivariana de Chávez.

La Comisión Nacional Electoral tardó siete horas en dar los resultados. Demasiado tiempo para un sistema electrónico calificado por Hugo Chávez, el domingo después de votar, como "el mejor y más rápido sistema electoral del planeta".

Ante la profunda alegría de la oposición, los chavistas se consuelan repitiendo - cosa muy cierta-que son la primera fuerza de la Asamblea, con 30 escaños de diferencia. Pero algo ha fallado cuando Hugo Chávez no salió la madrugada de ayer a hablar desde el balcón del palacio de Miraflores.

Quizá el comandante-presidente sepa - y no lo dice-que la cifra es cierta: que el 52% votó por la oposición. Quizá porque su partido ha ganado las elecciones y él ha perdido el plebiscito: Hugo Chávez convierte cada cita con las urnas en un plebiscito personal - personalísimo-.

Algo ha fallado cuando Fidel Castro tuvo que culpar de todo, una vez más, a Estados Unidos. "El enemigo - dijo ayer el líder cubano-logró una parte de sus propósitos: impedir que el Gobierno Bolivariano contara con el apoyo de las dos terceras partes del Parlamento. El imperio tal vez crea que obtuvo una gran victoria. Pienso exactamente lo contrario: los resultados del 26 de septiembre constituyen una victoria de la Revolución Bolivariana y su líder Hugo Chávez Frías".

Algo ha fallado cuando los oficialistas se burlan de la oposición diciendo que no saben contar y repiten que han sacado una treintena de votos más: algo ha fallado porque ellos, que se enorgullecen hasta el infinito de ofrecer pasión, patria y revolución, se agarran ahora a una suma de números.

¿Qué hará la Asamblea Nacional, todavía roja rojita,hasta enero, cuando se estrene la nueva Cámara?

¿Va a moderarse de cara a las elecciones presidenciales del 2012 o va a huir hacia adelante con más ingeniería legal contra la oposición?

Han revolucionado tanto su revolución que cualquier frenazo puede averiar el motor.

28-IX-10, P. Garcia-Planas, lavanguardia