Kirkuk, el nus gordià del Kurdistan

Por la carretera de Gali el Bek y de Rowanduz penetramos en el corazón más abrupto de la montaña kurda. Su trazado a lo largo de cañones atravesados de riachuelos, entre suntuosas montañas ocres, casi sin vegetación, es sobrecogedor.

Este paraje fue un lugar muy preciado por los veraneantes iraquíes. En lo alto de Rowanduz, pueblo de músicos y poetas, hay un hermoso centro residencial muy frecuentado en verano y en invierno, cuando las nieves cubren sus montañas. En medio de la gran cascada de Bisel, dos olivos arraigados en dura roca resisten la tromba de agua que se desploma sobre el pintoresco río, junto al cual hay populares merenderos. Junto al camino, unos novios danzan cogidos de la mano. ¡Bucólica estampa del Kurdistán secular!

Cada vez se ahonda más la diferencia entre este territorio autónomo de 43.000 kilómetros cuadrados y tres millones de habitantes y el resto de Iraq. La seguridad es el tesoro que le permite desarrollarse y lo ha convertido en un raro oasis. Su vulnerabilidad, sin embargo, no ha desaparecido. Aunque la entidad kurda se ha consolidado, debe hacer equilibrios para mantener buenas relaciones con Bagdad.

En un referéndum no oficial organizado en el 2005, el 98,8% rechazó la opción de la independencia. Percatados de la fuerza de sus adversarios iraquíes, turcos, iraníes y sirios, que nunca permitirían su soberanía, los kurdos han abogado por integrarse en una república federal iraquí.

El presidente de Iraq es el líder kurdo Yalal Talabani, como son también kurdos altos dirigentes como el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Munayid al Dulaymi. Hay unidades militares kurdas que forman parte del ejército iraquí.

Pero esta administración autónoma con su presidente Barzani - hijo del legendario caudillo de la rebelión kurda-,con su Gobierno, su Parlamento de 111 escaños en los que también están representados grupos minoritarios como turcomanos, asirios y yazidíes, tiene importantes contenciosos pendientes. Todavía, por ejemplo, no han conseguido un acuerdo sobre la distribución de las rentas de sus ricos yacimientos petrolíferos. El de Baba Gujar produce más de la mitad del petróleo iraquí. Tampoco ha sido resuelto el estatuto de su fuerza armada, los peshmergas, procedente de los aguerridos combatientes kurdos de antaño. Y, sobre todo, queda por decidir la suerte final de Kirkuk, al que llaman la Jerusalén de los kurdos, excluida de la región autónoma.

La cuestión de este territorio, rebosante de petróleo, habitado también por turcomanos y árabes, es explosiva y se va posponiendo. Todavía no se ha podido convocar un referéndum, previsto en la Constitución.

Los habitantes de esta hermosa tierra de montañas y de localidades en progreso espectacular confían en su porvenir. Talabani sueña con un Estado federal kurdo que "será como California".

13-IX-10, T. Alcoverro, lavanguardia