He aquí una buena noticia: el ejército de Pakistán está actuando como una institución. He aquí una mala noticia: el ejército de Pakistán está actuando como una institución.
La máxima autoridad demócratica es el presidente Asif Ali Zardari, elegido en en 2008 gracias al factor emotivo del asesinato de su esposa, Benazir Bhutto. El presidente abandonó Pakistán el 1 de agosto en horas ya críticas -el balance de muertos ascendía a 800 personas- y estuvo una semana, como tenía previsto, en la Vieja Europa (Francia y Gran Bretaña). El único cambio en su agenda fue anular el virtual lanzamiento político de su hijo en Inglaterra (el cachorro estudia en Oxford y está llamado a seguir la dinastía, esa maldición del Indostán). Ya de paso, el señor presidente en Europa visitó su propiedad en Normandía. Mientras, en ese país que un día fue progresista y esperanzador, el pueblo sólo veía una figura del Estado en televisión: el jefe del ejército, general Ashfaq Parvez Kayani.
Es improbable el retorno formal de los militares al poder (está reciente el fiasco de la era Musharraf, el general que se creyó estadista), pero con figuras como Zardari...
18-VIII-10, Joaquín Luna, lavanguardia