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Una de las primeras ofensivas de importancia de las tropas afganas contra los talibanes sin apoyo de la OTAN se convirtió en un terrible fracaso, hasta tal punto que los militares del país tuvieron que pedir ayuda a estadounidenses y franceses. El batallón, de 300 soldados, sufrió la perdida de al menos 10 de sus miembros y la captura de otros 40 después de que los talibanes les tendieran varias emboscadas. La operación, iniciada el pasado día 3, tenía como objetivo recuperar una zona al este de Kabul.

14-VIII-10, afp, lavanguardia

Tropas estadounidenses y afganas mataron ayer a 24 insurgentes al repeler conjuntamente los ataques contra dos bases de la OTAN en el sudeste de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán. Entre los asaltantes había suicidas que intentaron infiltrarse vistiendo uniformes norteamericanos e inmolarse con un chaleco de explosivos.

Los ataques, realizados con morteros y cohetes, fueron dirigidos contra las bases de Chapman y Salerno, en la provincia de Jost, donde fuerzas de Estados Unidos han aumentado las operaciones contra los talibanes en los últimos días. Quince insurgentes murieron en la base de Salerno y otros seis en la de Chapman. Además, otros tres cayeron en un ataque aéreo de la OTAN cuando escapaban en un vehículo, lo que eleva el total a 24.

La base de Chapman se hizo célebre el pasado diciembre cuando siete agentes de la CIA murieron víctimas de un atacante suicida que se inmoló dentro de la base, el segundo hecho más letal en la historia de la agencia de información.

Estos dos últimos ataques parecen formar parte de una nueva estrategia ofensiva de los insurgentes liderados por los talibanes de lanzar golpes dispersos por todo el país, ahora que las tropas norteamericanas concentran la mayoría de sus esfuerzos en Kandahar, la provincia originaria de los talibanes. A esta estrategia se debería también el ataque contra el cuartel español en Qala-i-Naw el pasado miércoles.

A pesar de la presencia de casi 150.000 soldados extranjeros, la violencia en Afganistán está en su peor nivel y los talibanes preparan ataques cada vez más arriesgados para tumbar al actual Gobierno y expulsar a las fuerzas extranjeras.

Desde que los talibanes fueron derrocados a finales del 2001, más de 2.000 soldados de la fuerza internacional han muerto, la mayoría de EE. UU. Además, las bajas entre civiles han aumentado en un 31% este año. La policía de Jost indicó que en la refriega de ayer murieron también dos civiles.

Zabihula Muyahid, portavoz de los talibanes, ratificó que alrededor de 30 combatientes atacaron las dos bases. Aunque la OTAN dio los ataques por repelidos, residentes de la zona señalaron que varias horas después aún podían oírse tiroteos intermitentes.

29-VIII-10, reuters/ap, lavanguardia