´Productividad ¿de verdad?´, Germà Bel

Productividad se está convirtiendo en un concepto clave para la salida de la crisis y para el aumento del potencial de crecimiento a largo plazo de la economía española. La cascada de reformas emprendidas por la política económica -con desigual fortuna- tiene en este objetivo una de las claves centrales… y sin embargo no estoy seguro de que hayamos comprendido del todo bien de qué va la cosa en el fondo.

Durante julio hemos ido conociendo uno de los despropósitos más extraños de los últimos tiempos: el proceso de asignación de plazas universitarias para 2010-2011. Con estupor y decepción, miles de estudiantes de bachillerato han comprobado que notas promedio de estudios y selectividad relativamente altas, que en el último curso les hubiesen garantizado de largo su primera opción, no les sirven en el próximo sino para emprender estudios que no figuran como su carrera preferida. Esto se ha debido, especialmente, a la incomprensible eliminación de la limitación de cupo para el acceso a la universidad desde la formación profesional (cuyas notas promedio son sistemáticamente superiores a las de bachillerato), y sin examen equivalente al de selectividad que valore conocimientos reales y dé homogeneidad a la valoración de los currículos de secundaria. La mejor explicación ofrecida desde las altas instancias gubernamentales a este cambio es que se suprimió la cuota de FP para "ver cuál era la demanda real" (sic).

Pues los resultados reales serán los siguientes: miles de estudiantes insuficientemente preparados para los contenidos de muchas carreras comenzarán sus estudios en ellas con escasas probabilidades de final feliz. El resultado será una presión muy fuerte sobre las facultades para la reducción de la exigencia y - por tanto-de la calidad. En paralelo, miles de estudiantes mucho mejor preparados para esos mismos estudios habrán de emprenderlos en centros muy por debajo de su preferencia; o, peor aún, en estudios diferentes de aquellos que preferían. Corremos un riesgo muy serio de estar propiciando la peor promoción de universitarios de los últimos años. Esto sólo para ver cuál era "la demanda real". Y, lo que es peor, lanzamos un mensaje terrible a los jóvenes que van a acceder a la universidad: seguiste las reglas, pero dio igual; las cambiaron en el último momento, con lo que tu esfuerzo no fue compensado. Si alguien buscaba una fórmula para perjudicar la productividad futura de la economía, difícilmente podría haber acertado más.

En general, las autoridades educativas -centrales y regionales- están haciendo esfuerzos para ayudar a la mejora de la enseñanza en España, en un contexto muy adverso a la excelencia y al mérito, en el que la igualación a la baja ejerce una atracción fatal. Por eso deberían corregir esta situación antes de que comience el próximo curso. Las universidades deberían ayudar a ello. Aunque sólo sea para evitar que se condene a 2010-2011 a ser definitivamente la peor promoción de los últimos años.

8-VIII-10, Germà bel, lavanguardia