ŽUna herencia envenenadaŽ, Manuel Ludevid

El régimen de Franco no fue sólo dictadura y represión. Cambió el marco de relaciones sociales y económicas y creó mentalidades que le han sobrevivido. Para compensar la liquidación de la libertad sindical, el franquismo creó un sistema laboral judicializado que dificultaba el despido e introducía la tutela de la Administración en la contratación y en el establecimiento de las condiciones de trabajo. Treinta años después de la muerte de Franco, el sistema laboral español tiene dos graves problemas: la dualidad del mercado de trabajo y la escasa vinculación de las condiciones de trabajo a los resultados y a la productividad empresarial. La herencia envenenada del franquismo vive todavía.

El primer mercado de trabajo sobreprotege a los españoles de más de 40 años, especialmente a los trabajadores del sector público y de grandes empresas. El otro mercado de trabajo incluye a los menores de 40 años y a todos los demás. El primero se basa en contratos indefinidos, indemnizaciones por despido de 45 días por año y sistemas de pensiones bien establecidos. El segundo es un mercado precario de contratación eventual, indemnizaciones irrisorias y trabajo negro. El sistema castiga a los mejores, a los más cualificados: los jóvenes.

La negociación colectiva prima los ámbitos superiores al de la empresa a la hora de establecer salarios, horarios e incentivos, lo que perjudica a los pequeños empresarios, a los que se obliga a aplicar condiciones laborales que no pueden sostener. En muchos casos no hay una relación clara entre las condiciones de trabajo, los resultados y la productividad de la empresa. Y esto es grave, pues la riqueza del país no cae del cielo, la creamos los trabajadores y empresarios compitiendo, cada día más duramente, en el mercado global.

Urge terminar con este mercado dual, estableciendo un mercado laboral único, con menos intervención de la Administración y más posibilidades de adaptar la contratación y las condiciones de trabajo a la situación de la empresa. Se trata de dar más valor a los mejores y asegurar la competitividad de nuestras empresas. Falta solidaridad y corresponsabilidad. Solidaridad con los jóvenes en paro y en precario. Corresponsabilidad con la marcha de la empresa y del país. Es razonable.

29-VII-10, Manuel Ludevid, economista, su último libro es ´La respuesta ambiental´, lavanguardia