´La amargura de la disidencia cubana´, Lluís Foix

Las pinceladas de angustia de los presos de conciencia cubanos llegados a Madrid son voces desesperadas de falta de libertad. Cada vez que se oye el grito de un ser humano que pide libertad o que es despojado de su dignidad es como si se abriera un agujero negro negro en el tejido de la vida.

Los cubanos liberados por el castrismo con la mediación de la Iglesia, las presiones internacionales y la fugaz visita del ministro Moratinos para arrancar de las cárceles el primer contingente de presos de conciencia, ofrecieron una rueda de prensa desgarradora.

Se quejaron los cubanos trasladados a Madrid de que no son inmigrantes sino refugiados políticos y de que el régimen no los ha liberado sino que se los ha quitado del medio. Fidel y Raúl ya han practicado la expatriación forzosa de miles de disidentes, pobres, analfabetos y delincuentes, situándolos en las aguas del mar antillano hasta que alcanzaron las orillas de Florida. Uno de los seis comparecientes en rueda de prensa dijo que se trata de "una deportación" ("ya que se nos ha expulsado de nuestro país"). No se les entregó ningún documento que acredite su condición de ciudadanos libres.

Algunas dictaduras del siglo XX fueron destruidas por la derrota militar o por la acción de grupos militares que actuaron desde fuera con complicidades internas. La Alemania nazi y la Camboya de los jemeres rojos fueron reducidas por las armas. Pero lo más frecuente ha sido que fueran los críticos y disidentes de la resistencia interior los que han minado la aparente invulnerabilidad de regímenes autoritarios. La desobediencia civil, las huelgas de hambre, la resistencia pasiva y pacífica han hecho tambalearse muchas dictaduras que se consideraban inmutables.

Uno de los seis comparecientes en la rueda de prensa en la Asociación de la Prensa de Madrid dijo que "no ha habido amnistía". "Porque si regresamos a Cuba podrían detenernos sin que sea necesario ningún trámite", explicó.

El Gobierno Zapatero tiene la obligación moral de considerar a los seis cubanos refugiados políticos y no tratarlos como inmigrantes. Aunque medien muchos intereses económicos y geopolíticos, el Gobierno debería informar a la opinión pública española sobre la situación de las libertades en la isla. Si no lo hace, ya se encargarán los cubanos de mostrar al mundo lo que es y ha sido el castrismo.

20-VII-10, Lluís Foix, lavanguardia