´Situación desconocida´, José Antich

La segunda dimisión en algo más de tres meses en la cúpula de los medios públicos de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) a pocos meses de las elecciones autonómicas ha provocado una situación desconocida hasta la fecha, alentando la idea de que lo que nació con el objetivo de propiciar cierta independencia de los medios públicos ha acabado siendo sobre todo un instrumento imposible de gestionar. Dejando aparte a Mònica Terribas, reputada profesional y profunda conocedora de TV3, lo que la convertía de facto en la mejor candidata a dirigir la televisión pública catalana, el resto del equipo obedeció a cuotas, legítimas pero cupos al fin y al cabo, de representantes nombrados por el PSC y por ERC según el acuerdo que ambos partidos alcanzaron para la formación del Gobierno catalán en el 2006. Cuando se produjo la dimisión, hace unos meses, del presidente del consejo de gobierno de la Corporació, ya se dio la insólita aventura legislativa de modificar la ley, por medio de un decreto y con trámite de urgencia, ante las dificultades que se podían plantear con los otros grupos a la hora de lograr el consenso. Y así, donde la ley hablaba de dos tercios se puso "por mayoría absoluta de la Cámara" y se zanjó el debate. Obviamente, el Consell de Garanties Estatutàries tumbó el nombramiento y el procedimiento empleado por el Govern, pero nunca se le hizo caso. Esquerra ocupó su plaza y nombró al actual presidente de la CCMA, Enric Marín. Ahora la dimisionaria es Rosa Cullell, tras una etapa de desencuentros con Marín y muy pocos meses antes de las elecciones. Lo menos que se puede decir es que el objetivo de la ley ha fracasado, y si no, sólo hace falta estar atentos a las prisas por el control de los medios públicos.

16-VII-10, José Antich, director lavanguardia