´Kirguistán, en caída libre´, Nicolás de Pedro

La violencia interétnica que ha sacudido  el sur de Kirguistán es más resultado de la lucha entre líderes criminales de cada lado que de supuestos "odios ancestrales" entre las comunidades uzbeka y kirguís. Los choques han sido instigados por grupos organizados, muy probablemente compuestos por criminales vinculados a los hermanos del depuesto presidente Bakiyev. El escenario de un conflicto armado no es probable, aunque no es inviable.

Además de intentar impedir la celebración del referéndum constitucional del domingo y crear un escenario de tensión que obligue al Gobierno interino a negociar, los responsables del estallido violento buscan fortalecer su posición en el submundo criminal. Son muchos los intereses que se concentran en Osh y que espolean su codicia. En primer lugar, el estratégico y enorme bazar de Karasuu que se alimenta de un ingente flujo de productos chinos, muchos de los cuales son luego reexportados legal o ilegalmente a Uzbekistán. Osh es también el principal centro de redistribución en Asia Central de la heroína procedente de Afganistán. A ello se suma la activa presencia de grupos islamistas, como el Hizb-ut-Tahrir cuyo auge en Osh es muy visible, para acabar de configurar un escenario muy complejo.

La crisis en Osh y la llamativa falta de apoyo internacional dificultan los esfuerzos de la presidenta provisional, Roza Otunbayeva, por establecer una democracia digna de tal nombre en Kirguistán. El interés de la comunidad internacional se ha centrado principalmente en conocer la voluntad de Moscú para desplegar tropas de pacificación; lo que reforzaría el papel de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) a la que Rusia espera convertir en la contraparte de la OTAN en el espacio euroasiático, y podría complicar para EE. UU. la renovación del alquiler de su base en Manas, prevista para finales de este mes. Por el momento, la celebración del referéndum constitucional resulta crucial para legitimar al Gobierno y garantizar una cierta estabilidad institucional. Después, la evolución interna y las acciones de algunos actores internacionales determinarán si Kirguistán se erige en la primera república plenamente democrática del espacio euroasiático o, por el contrario, en un nuevo estado fallido en el corazón de Asia Central.

24-VI-10, Nicolás de Pedro, investigador del Cidob, lavanguardia