´Hipocresías varias´, Toni Soler

Los dos partidos catalanes que se definen como "no nacionalistas", PP y Ciutadans, han reclamado a voz en grito que los ayuntamientos coloquen pantallas gigantes para seguir las evoluciones de la selección de España en el Mundial de fútbol. Mira por donde: los diferentes de la política catalana, los cosmopolitas ajenos a la obsesión identitaria que, al parecer, sufrimos todos los demás, quieren ahora que nos licuemos de gusto viendo cómo Xavi centra y Sergio Ramos remata, con toda la furia, la casta, la raza, el coraje y el pundonor habituales. Y que nos consolemos así de las penurias patrias (casualmente, el debut de la roja coincidirá con la aprobación de la reforma laboral: circo sin pan). Curioso, cuando menos: después de tanto discurso apátrida, al final se quitan la careta y, bombo en ristre, esgrimen el nacionalismo de allí frente al de aquí. Ah, Ciutadans. ¿Es que no leéis a Boadella? El nacionalismo es como los pedos -decía-, sólo molestan los que se tiran los demás. Al menos el PP no engaña, pero Albert Rivera y compañía nos vendieron que eran ciudadanos del mundo. Yal final resulta que simplemente son españoles… ¡casi ná!

Por cierto, ni PP ni Ciutadans han dicho esta boca es mía ante las aberrantes primas que han prometido a los héroes de la roja (nada menos que 600.000 euros por cada jugador, 13.800.000 euros en total, si ganan el Mundial). Paga la Federación Española de Fútbol, subvencionada por el Consejo Superior de Deportes. La misma federación que ha escandalizado al Tribunal de Cuentas por sus innumerables irregularidades contables. En cambio, lo que escandaliza a PP y Ciutadans es lo que ha pagado TV3 por el documental Adéu, Espanya? Se conoce que el tema les preocupa, ynoes extraño: la emisión, dirigida por Dolors Genovès, fue el programa más visto del pasado jueves en Catalunya, con una cuota de pantalla impresionante para un programa de su género (23,9%), reuniendo a más de 730.000 espectadores, principalmente jóvenes. Lo cual, consideraciones políticas aparte, demuestra que el documental era oportuno y que ha resultado ser una buena inversión para TV3. Los programadores de toda España, que miran los índices de audiencia con lupa, están que no dan crédito.

6-VI-10, Toni Soler, lavanguardia