´Estatut, que nadie se lave las manos´, lavanguardia

Estatut, que nadie se lave las manos

En España nada volverá a ser igual. La severidad de la crisis económica convoca al país a poner a prueba el vigor y el dinamismo acumulados desde 1977. Serán necesarios grandes esfuerzos y amplios acuerdos para remontar. Y nada volverá a ser igual. Los ciudadanos lo saben.

Y en Catalunya nada volverá a ser igual después de la tortuosa gestación del tercer Estatut d´Autonomia. La problemática catalana participa plenamente de la crisis española (con el especial agravante del estrangulamiento financiero de las pequeñas y medianas empresas), con motivos adicionales de desgaste y fatiga. Al castigo de la crisis, los catalanes han debido sumar en los últimos años el estrés de un proceso político que amenaza con acabar mal. Muy mal. Lo advertimos en noviembre en el editorial titulado La dignidad de Catalunya y los hechos nos están dando la razón.

El viernes pasado, el quinto proyecto de sentencia sobre el Estatut era tumbado por seis votos a cuatro en la sesión plenaria del Tribunal Constitucional. Caracterizada por una gobernanza débil, la presidenta del Alto Tribunal, María Emilia Casas, era derrotada. Y con ella sucumbían las tesis gubernamentales que hablaban de una hipotética validación del Estatut con algunos recortes y numerosas cláusulas interpretativas. Seis magistrados conducen en estos momentos el Estatut camino del patíbulo. Tres de ellos - la mitad-han agotado el mandato y se hallan en prórroga. Una prórroga sine die. La situación es esperpéntica. Yel presidente del Gobierno ha decidido lavarse las manos.

La autonomía de 1979, en riesgo

Aparentemente, estaríamos ante una nueva batalla entre progresistas y conservadores,pero una lectura atenta de la realidad depara sorpresas. Cuidado con los tópicos y las inercias ideológicas. A los hechos: el líder intelectual de la sentencia que va en camino de tumbar el tercer Estatut de Catalunya es un magistrado seleccionado en el 2004 por el Partido Socialista Obrero Español, mediante indicación expresa de José Luis Rodríguez Zapatero. Según todas las informaciones, el magistrado Manuel Aragón Reyes, catedrático en Derecho Constitucional y especialista en el trágico legado de Manuel Azaña, ha desempeñado un papel clave en la derrota de la magistrada Casas. Aragón tendrá una influencia decisiva en la nueva ponencia encargada al vicepresidente del tribunal, Guillermo Jiménez, catedrático de Derecho Mercantil. Repetimos: un magistrado propuesto por el PSOE lidera el derribo del Estatut de Catalunya.

¿Conservadores contra progresistas? De la atenta lectura de la ponencia derrotada emerge una realidad más compleja. Alos hechos: la ponencia supuestamente favorable al Estatut cercenaba aspectos fundamentales de la Nueva Planta catalana, perforando principios sustantivos de la doctrina elaborada en los últimos años por el Alto Tribunal sobre la política lingüística; una doctrina atenta a la salvaguarda de la lengua catalana y respetuosa con la sabia estrategia de evitar una Catalunya dividida en dos comunidades lingüísticas estancas al estilo de Flandes y Valonia. El Estatut va camino del patíbulo y están amenazados de perforación - de sutil perforación-preceptos que han garantizado la concordia civil en los últimos treinta años. Estamos ante una operación ideológica y jurídica de enorme calado. La lidera un jurista reclutado por el PSOE. Y el presidente del Gobierno se lava las manos.

¿Conservadores contra progresistas?Ejercitemos la memoria histórica. La memoria histórica de los últimos siete años. La reforma del Estatut se situó en el centro de la agenda política a iniciativa del Partido Socialista. Del PSC, primero, y del PSOE, después. El PSC ambicionaba - legítimamente-el liderazgo del catalanismo y obtuvo un explícito respaldo del nuevo jefe del socialismo español. El señor Rodríguez Zapatero lanzó la idea de la "España plural" (hoy archivada por el PSOE) yvio en la revisión de la planta autonómica la dinámica oportuna para forzar el aislamiento político del Partido Popular. Este planteamiento táctico fue agraciado con el éxito. PSOE y PSC, partidos independientes unidos por un vínculo federativo, gobiernan hoy España y Catalunya. En términos de poder, el Partido Socialista ha ganado la apuesta. ¿La ha ganado la sociedad? La respuesta no es fácil. No es fácil.

¿Conservadores contra progresistas? El centroderecha español tiene altas responsabilidades en el proceso que acabamos de detallar. El Partido Popular siempre podrá argumentar que fue deliberadamente excluido por el pacto del Tinell, experiencia negativa que va en camino de acabar devorando a todos sus promotores. El PP, sin embargo, desató furias que nunca debieron ser activadas, como la infausta recogida de firmas contra el Estatut en todos los pueblos de España. Fue un gran error que debiera ser reparado. Sus actuales dirigentes lo saben. Y está en sus manos evitar un definitivo e irreversible envenenamiento de la situación. Mariano Rajoy tampoco se puede lavar las manos.

Sensación de engaño

Hay motivos más que suficientes para que los partidos catalanes emprendan en los próximos días iniciativas políticas, legislativas y jurídicas para exigir que la sentencia sea dictada por un Tribunal Constitucional no caduco, para salvar la sustancia del Estatut aprobado en referéndum y para proteger la doctrina autonómica ya consolidada. Los partidos catalanes que promovieron el nuevo Estatut (120 diputados sobre 135) tienen hoy la alta responsabilidad de ponerse de acuerdo, sobreponiéndose a las presiones tácticas que impone la vigilia electoral. Cuando otros se lavan las manos, hay que estar a la altura. Esta vez no pueden defraudar. Esta vez, no.

El deterioro del Tribunal Constitucional ha llegado a tal punto que la derrotada presidenta María Emilia Casas haría bien en reflexionar sobre su continuidad. Lo mismo puede decirse de aquellos otros magistrados - entre ellos el catalán Eugeni Gay-que en estos momentos no comparten la deriva de la institución.

Yel presidente Rodríguez Zapatero debiera reflexionar sobre la responsabilidad adquirida. Se puede driblar cualquier coyuntura, pero no se puede driblar la compleja historia de las Españas. Zapatero lo ha intentado y ha fracasado. No es de recibo que ahora se lave las manos, trasladando a la sociedad las consecuencias de tan fenomenal enredo. Sepa señor presidente que hoy, día de Sant Jordi, jornada cívica, flota en Catalunya la sensación de estar próximos a un avieso engaño.

23-IV-10, lavanguardia