ŽItziarŽ, Toni Soler

Ciutat Vella es un dolor de cabeza para el ayuntamiento. Por algo es el centro neurálgico de la ciudad. Al frente del distrito estaba la concejal Itziar González, que fue fichaje estrella de Jordi Hereu. Por el mismo motivo, su adiós está siendo tema de portada. La concejal se está llevando elogios de todo quisque, excepto de algunos fontaneros del PSC y algunos funcionarios habituados al chollo, pero su renuncia - atribuida al desgaste personal y al agotamiento-es un mal síntoma. En política, puede llegar el momento en el que, en lugar de cambiar las cosas, las cosas te cambien a ti, y ese momento de desesperanza bifurca el camino de los que aspiran a hacer algo positivo en su entorno, y los que simplemente quieren seguir en el cargo mecidos en una confortable rutina.

Soy vecino de Ciutat Vella y me ocurre lo típico: Encima de mi piso hay una residencia turística camuflada, que sorprendentemente (por decirlo suave) sobrevive a las reiteradas denuncias vecinales; y debajo de mi piso hay un almacén que un vivales ha ocupado para convertirlo en un after,y sigue ahí pese a todos los expedientes y órdenes de precinto. Hablé con Itziar en varias ocasiones, y la encontré siempre dispuesta a ayudar en la medida de sus posibilidades (era fácil verla por la calle, sin cámaras, indagando, interesándose...). Como en el distrito hay problemas mucho más graves y acuciantes que los míos, le confesé mi incomodidad por ejercer el típico papel de vecino torracollons."No te disculpes", me respondió ella, "estos son los vecinos que me gustan, porque son los que quieren mejorar el barrio, los que quieren permanecer aquí". Ahora Itziar lo deja, agotada. ¿El distrito agita la bandera blanca? Ojalá Carles Martí nos convenza de lo contrario.

18-IV-10, Toni Soler, lavanguardia