´Calditos, vinitos y chicharrones´, Quim Monzó

En la página de inicio de su blog, el Col.lectiu Emma explica quiénes son y qué les mueve: "Somos un grupo de catalanes que queremos que el mundo nos conozca tal como somos, no como dicen que somos. Por eso queremos responder a las visiones sesgadas que, sobre los catalanes, se den en la prensa internacional". Son diez personas que viven en diferentes países y que en abril del 2009 empezaron a enviar, a los diarios que dan informaciones tendenciosas o voluntariamente falsas sobre la realidad de Catalunya, cartas con datos que demuestran que lo que han publicado es mentira. Han recibido sus notas de rectificación The Economist, Süddeutsche Zeitung, Politiken, Financial Times, Les Echos...

En teoría se supone que los periodistas deberían escribir tras documentarse y, luego, preguntar a diversas fuentes. Pero -no nos engañemos- es tan fácil aguzar el oído y luego pasarlo por la sartén, con un ajito... El proyecto de ley sobre los toros, la posibilidad de poder escoger por fin ver cine en catalán o en castellano, las consultas soberanistas... Todo aquello que se puede sesgar aparecerá sesgado en parte de la prensa internacional. El motivo es evidente: la apabullante mayoría de los corresponsales viven en la hispanísima Madrid y sus fuentes de información se limitan a El Mundo, El País, La Razón, Abc, TVE, Telemadrid, Telecinco... Qué pereza ir más allá. Con ese panorama y con lo bien que se vive en la villa y corte -y con sus calditos y sus vinitos y sus chicharrones- ¿a quién le apetece contrastar nada? Además, en el fondo, ¿qué les importa realmente a ellos lo que suceda a seiscientos kilómetros de distancia? Mi experiencia con los periodistas alemanes y suizos durante la Feria del Libro de Frankfurt de hace dos años me dejó claro para siempre que la incompetencia no tiene fronteras. Sin pudor ninguno, muchos corresponsales extranjeros en España nadan en un océano de tópicos y sin ganas de salir de él. Un día comí -en El Camarote de Tomás- con el corresponsal de un diario suizo que, sin haber leído ni una sola página de literatura catalana, me explicó que no tiene ningún interés. Le pregunté cómo decía eso si, según me confesaba, no había leído nada que hubiese sido escrito en catalán. Me contestó que era una verdad evidente y que no valía la pena perder ni un minuto. Le pregunté si había leído a Mercè Rodoreda. "Sobrevalorada", me dijo. "Pero ¿cómo sabes que está sobrevalorada si no la has leído?" Abrió los brazos como diciendo "¿pero tú eres tonto o qué?", y las palabras que salieron de su boca fueron: "Es algo sabido...". De J. V. Foix ni había oído hablar. De Josep Pla apenas sabía cuatro tópicos, aunque dijo: "Ese quizá sí valdría la pena leerlo". Escribió su artículo en su diario suizo, poniendo a caldo a Catalunya entera, y se quedó tan pancho. Con pulitzers así, al Col·lectiu Emma no le faltará trabajo; eso seguro.

20-II-10, Quim Monzó, lavanguardia