´Sistema electoral: qui escull a qui?´, Toni Soler

En una celebrada viñeta de EL ROTO, un político sin rostro resumía su pensamiento con una propuesta inhabitual: "¡Perfeccionemos la democracia! - exclamaba-,¡elijamos nosotros a los electores, y no al revés!". Bien, algo hay de eso en la vida real. Ya no hay sufragio censitario, ni discriminación femenina, pero los políticos determinan la anchura del cuerpo electoral; usan el pasaporte para decidir quien vota, y la proporcionalidad territorial para decidir cuánto vale su voto. No es un tema baladí, como lo demuestra la incapacidad de los partidos catalanes para pactar la nueva ley electoral, esa que - para nuestra vergüenza-esperamos desde 1980. Y a pesar de ello, estoy seguro de que muchos de nuestros políticos profesionales sueñan, como el protagonista de la viñeta de EL ROTO, con un sistema electoral en el que su éxito y su fracaso no esté en manos de unos millones de votantes caprichosos e impresionables. Y ustedes qué saben, se preguntan, como los despóticos ilustrados. Se lo deben de preguntar, seguro, después de ver el último sondeo del Centre d´Estudis d´Opinió (CEO), que demuestra que "más de la mitad" de los catalanes no sabe ni siquiera qué partidos forman el Tripartito (y el sondeo no dice cuántos, entre los que aciertan, han respondido a voleo). El desinterés popular por la política - por lo público en general-es antiguo y notorio en este país, en el que durante siglos el gobierno fue lejano y hostil. Da igual que ahora lo llamen desafección, y da igual también que haya motivos de sobra para desafectarse. En efecto, podemos licuarnos en una catarata de reproches a nuestra clase dirigente, pero con datos como los del CEO, uno se pregunta a qué viene tanta queja, tanto rajar de los infames políticos, si tantísimos catalanes no saben prácticamente ni en qué país viven ni quién manda aquí. Y si alguien osa reprochárselo, se escudan en que los políticos no saben explicarse o no hablan de lo realmente importante.

24-I-10, Toni Soler, lavanguardia