´El sobrepeso de Papá Noel´, Màrius Carol

El mundo que nos toca vivir resulta tan políticamente correcto que uno teme que acabe por desaparecer, no tanto por el calentamiento de la Tierra sino por el enfriamiento de la sensatez. Sólo así se entiende que la prestigiosa publicación científica British Medical Journal haya incluido en su edición digital un artículo de Nathan Grills, experto en salud pública de la Universidad de Monash, en Australia, en el que considera que la imagen de Santa Claus promueve malos hábitos entre la población. El profesor Grills advierte que Papá Noel fomenta la obesidad con su sobrepeso, al tiempo que advierte que resulta igualmente negativo que conduzca bajo los efectos del alcohol y con exceso de velocidad. A juicio del investigador, su estilo de vida se diría que es poco o nada saludable.

Grills ha buscado sus quince minutos de gloria en lo que no es un mero artículo navideño redactado con ironía. El investigador explica que ha realizado una revisión de literatura y materiales procedentes de sitios de internet para evaluar el posible impacto negativo de Santa Claus sobre la salud pública, ya que no existen estudios publicados en revistas científicas sobre esta cuestión. Curiosamente, el profesor de la Universidad de Monash no parece plantearse que la falta de trabajos al respecto podría ser el resultado del poco interés del tema o de lo absurdo de su planteamiento. Entre otras razones porque los niños desean ser Kobe Bryan, Ben Bernanke o Burt Simpson, pero nadie aspira a convertirse en Papá Noel.

Ya desbocado a la hora de sacar conclusiones, manifiesta que Santa Claus debería compartir aperitivos vegetales con su reno Rudolf (el tipo quiere acabar incluso con la alegría del cérvido), en vez de tomar coñac y pastelitos (que suelen ser los presentes que los niños anglosajones colocan junto a su calcetín de los regalos para desearle buen viaje). El informe sanitario advierte que en algunas felicitaciones el personaje aparece fumando en pipa, cosa que en los últimos años se ha eliminado para no abocar a los niños a tan mal hábito. Grills le recomienda al venerable Papá Noel cambiar su trineo por una bicicleta o ir andando.

El personaje que inspira a Santa Claus es un obispo de Asia Menor, del siglo IV, que según la tradición regalaba juguetes a los niños que él mismo elaboraba. El dibujante Thomas Nast lo dibujó orondo, sonrosado y barbudo hace casi 150 años para la revista Harper´s Weekley, y fue Habdon Sundlom quien en 1931 lo adaptó para Coca-Cola vistiéndolo de rojo, que es su color corporativo. Santa Claus ha sido un personaje indiscutible hasta ahora, pero no tiene futuro. Cualquier día le ponen a régimen y le suben a la bicicleta estática (ya le ocurrió a Bibendum, el muñeco de Michelin, que fue adelgazado por la marca de neumáticos). Pero lo peor vendrá cuando le denuncien por maltrato a los renos.

23-XII-09, Màrius Carol, lavanguardia