situaciķ al Cāucas i, directa, relaciķ amb l´Āsia Central

Los cinco días de guerra entre Rusia y Georgia en agosto del año pasado y, como consecuencia, mantener las distancias con Rusia no son asuntos prioritarios. Lo prioritario es Afganistán, y con ese mensaje llegó ayer a Moscú el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen. El jefe de la OTAN propuso al Kremlin participar activamente en Afganistán y pidió el préstamo de helicópteros para ganar la guerra contra los talibanes.

La petición de ayuda de Rasmussen fue muy concreta. Además de los helicópteros, la Alianza quiere que Rusia se implique en el entrenamiento de pilotos y en la formación de la policía de ese explosivo país asiático. "He pedido a Rusia que aumente su participación para estabilizar la situación en Afganistán, y les he ofrecido una lista de proposiciones concretas, de modo que Rusia podría participar más activamente en el proceso", explicó Rasmussen.

Durante su encuentro con el presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, Rasmussen subrayó que una mayor participación también sería beneficiosa para Rusia, ya que el fracaso de las tropas aliadas en Afganistán supondrá el aumento de la amenaza terrorista en toda la región. "Si Afganistán se convierte otra vez en un paraíso para terroristas, entonces Rusia se podría encontrar entre las víctimas, ya que los terroristas podrían extenderse desde Afganistán a través de Asia Central hasta Rusia", dijo el ex primer ministro danés durante su reunión en el Kremlin.

La propuesta de la OTAN fue bien acogida por el presidente ruso, quien aseguró que es necesario hacer frente "a las amenazas comunes y a los retos regionales". Según Medvedev, "hay muchas razones para la colaboración".

Esta, sin embargo, se tornó en tensión cuando el gobierno de Estados Unidos apostó con firmeza por la inclusión en la Alianza Atlántica de Ucrania y Georgia, dos ex repúblicas soviéticas que Moscú sigue considerando parte de su zona de influencia.

Y quedaron interrumpidas el año pasado cuando en agosto estalló una corta guerra entre Rusia y Georgia a causa de Osetia del Sur. El conflicto, que se inició cuando el ejército georgiano atacó la capital Osetia, Tsinjavli, para intentar recuperar esa provincia rebelde, finalizó con la entrada de las fuerzas rusas en ayuda de la población y del gobierno prorruso. En unos días, los tanques rusos entraron en territorio propiamente georgiano y llegaron a 30 kilómetros de la capital georgiana, Tiflis.

Posteriormente, Rusia reconoció a Osetia del Sur y a Abjasia, la segunda provincia rebelde de Georgia, como estados independientes.

La OTAN interrumpió los contactos con Rusia durante seis meses. Pero luego las relaciones han ido mejorando con el tiempo. Moscú ha expresado su deseo de apoyar a EE. UU. y sus aliados en Afganistán y ha permitido a las tropas de la OTAN utilizar su territorio para transportar provisiones hasta allí.

16-XII-09, G. Aragonés, lavanguardia