īLos Centelles en el país de lo audiovisualī, Sergi Pāmies

El tratamiento audiovisual del caso del archivo Agustí Centelles está resultando muy revelador. En Els matins de TV3, Josep Cuní recibió a Sergi y Octavi Centelles, hijos del histórico fotógrafo y activísimos cuidadores de su legado. Fueron 28 minutos de solvencia informativa. Sin apriorismos, Cuní preguntaba y los hermanos, sin experiencia para desenvolverse en aguas mediáticas (propensas a propiciar naufragios y otras catástrofes), fueron certificando, con coraje y orgullo, algunos de los aspectos de la cuestión. Primero: que el resentimiento que produce ver que a tu padre le han despreciado durante décadas está justificado. Segundo: que la desconfianza ante cualquier aproximación oficialista es una forma de dignidad. Tercera: que el cansancio de ver que los esfuerzos de divulgación se basan en reiterados voluntarismos acaban reforzando la cuestión económica. Cuarta: que la sensación de que con ellos se acaba la alianza que aseguraba el mantenimiento del archivo urgía a resolver una cuestión que lleva demasiados años arrastrándose. Cuarta: la incomunicación entre los Centelles y una administración que ha abusado de una retórica burocrática en la que fallaron más los oficiales que el alto mando, y que no sólo ha generado confusión sino que ha recrudecido el lado visceral del caso.

Cuní logró que casi todo saliera a la luz y, en paralelo, las radios también fueron sumando. Jordi Basté entrevistó al conseller Tresserras en RAC 1 y Manel Fuentes logró que el conseller y los Centelles intercambiaran puntos de vista en Catalunya Ràdio. El día antes, Sílvia Cóppulo también entrevistó a Sergi Centelles y le sometió a un peculiar ejercicio de presión patriótico-emocional del que el entrevistado consiguió salir airoso aunque, me temo, muy afectado. Lo paradójico es que hemos llegado a este punto con el conseller (Tresserras) que más interés ha demostrado en preservar la obra de Centelles y con el concejal de Cultura (Jordi Martí) que mejor la ha divulgado. Pero, en este contexto de pánicos inducidos y malentendidos propiciados por la patológica ceguera de los gobiernos anteriores, la oportuna (y oportunista) propuesta del Ministerio de Cultura supuso una liberación para unos hermanos que, pese a su falta de experiencia ante las cámaras, son los auténticos responsables de que, en un sector castigado por la piratería y las negligencias políticas, la obra del gran fotógrafo que fue su padre esté a salvo.

2-XII-09, Sergi Pàmies, lavanguardia

Una caja de galletas vacía. Una de aquellas antiguas cajas de hojalata con el nombre –Victoria– en letras de oro será uno de los pocos objetos originales de Agustí Centelles que quedarán en Barcelona. Su hijo Sergi la mostraba ayer a La Vanguardia, junto a una de las viejas leicas de su padre.

En el interior de la caja él y su hermano Octavi descubrieron recientemente 946 negativos con imágenes de la vida cotidiana de Barcelona, de los bombardeos de Lleida o del campo de internamiento de Brams. Los 1.119 clichés de vidrio, 9.202 negativos de 36 mm, 28 negativos6x6, además del millar que contenía la caja irán a Salamanca en tres meses, una vez firmada la venta con el Ministerio de Cultura. "¿Ni uno solo quedará en Barcelona?", "Hemos puesto en el contrato la condición de que si el archivo o parte del archivo se cede a otra institución, la propiedad revertirá en nosotros", dice Sergi para mostrar su encono contra el trato recibido por todas las Generalitats, la republicana ("dejó abandonado a mi padre en Brams"), con la de CiU ("no hay que remover estas cosas", me dijo Jordi Pujol) y la del tripartito ("han creído que podían tomar el pelo a dos viejos indefensos"). El periodista insiste: "¿Se quedarán los catalanes sin poder ver las fotos de su Guerra Civil?".YOctavi Centelles baja el tono de sus críticas: "Bueno, si las instituciones están abiertas, algo se podrá hacer, un pequeño museo o algo similar".

El hijo de Centelles desveló que a Salamanca irán sólo los clichés, no las fotos vintage, es decir, copias de época o hechas por el autor. "¿Cuántas?". Y Octavi hace un gesto diciendo que muchas, tantas que se puede reconstruir gran parte de la colección. "Las fotos vintage tienen ahora una cotización de entre 3.000 y 6.000 euros. La de los caballos ya no la tenemos", comenta Octavi. La foto de los caballos es aquella en la que aparece un guardia de asalto tras una barricada de caballos muertos en la calle Diputació en julio de 1936. Octavi no quiso dar más detalles, interrumpido por Joaquín Gasca, su asesor.

2-XII-09, J. Massot, lavanguardia