´La memoria de la política´, Pilar Rahola

Si no fuera por quién toca la partitura, me gustaría la música. Suena bien. "Si la política falla, sufriremos una crisis de país"; "los gobernantes no han de excederse en el poder"; "los partidos están dominados por los aparatos". ¿Quién, más allá de todo sectarismo, podría desmentir la sensatez de estas afirmaciones? Si la política es el arte del sentido común, y ha perdido dicho sentido, cualquier apelación al sentido común tiene, sin duda, mucho sentido. Así que me veo incapaz de quitarle razón al president Pujol cuando hace tales imprecaciones.

Sin embargo..., y es una pregunta que le va como anillo al dedo al propio Pujol, ¿la enfermedad que hoy sufre la política es producto de un virus intempestivo o el resultado de una afección crónica que había mostrado muchos síntomas en el pasado? Es decir, si todo lo expuesto por Pujol es cierto, ¿por qué no lo aplicó en sus 23 años de gobierno? Y no lo pregunto por tocar ningún instrumento insonoro, sino para afinar el diagnóstico. Por supuesto, en el ejercicio de la política, todos cometemos errores, y algunos repercuten en la credibilidad global. Pero más allá de las contingencias, y de sus muchas e indudables virtudes, el pujolismo también acumuló los defectos que ahora gangrenan la realidad política. Y no hace falta rebuscar en los cajones de la memoria, porque las propias palabras del president, lanzadas a otros, se convierten en un espejo delator que lo refleja a él mismo.

Dice Pujol que los gobernantes no pueden excederse en el poder. Cierto. Pero fue Napoleón, que sabía mucho de ello, quien escribió una frase histórica: "La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza". Y eso debía de pensar un político que estuvo más de dos décadas en el poder, sin otro motivo que la posibilidad legal de hacerlo, y la probable convicción personal de que era necesario. En un caso tan obvio, ¿cómo se mide el exceso? ¿Cuando Pujol habla de exceso se refiere a más de 23 años de ejercer un cargo público? ¿Hasta los 23, no es exceso? Me temo que lo que es un exceso es la memoria de pez que demuestra el Molt Honorable cuando habla de excederse en los cargos. Yno es algo baladí, porque desde los inicios mismos de la res publica,sabemos que excederse en el poder es la madre de todos los males de la política.

Luego está lo otro, lo de los aparatos dominando a los partidos. También aquí tiene razón Pujol, pero otra vez se la quita el ejercicio de la memoria. Porque fue Pujol quien practicó el això no toca con la prensa, quien dominó su partido como si fuera su hacienda, y quien reinó de forma absoluta, como una buena reina madre. Pensar que todo ello no sentó las bases de los males actuales es practicar una autoindulgencia cósmica. Quizás, más que discursos, Pujol debería practicar el psicoanálisis. Es bueno para la autocrítica.

6-XI-09, Pilar Rahola, lavanguardia