segona volta electoral i dubtes estratègics USA

La ONU prepara la compleja segunda vuelta de las elecciones en Afganistán para el próximo 7 de noviembre, después de que el martes el presidente Hamid Karzai admitiese la invalidez de los resultados iniciales que le proclamaban vencedor directo. Más de la mitad de los funcionarios electorales afganos han sido despedidos para evitar un fraude masivo como el de la primera vuelta, el 20 de agosto.

Mientras, Abdulah Abdulah, rival de Karzai y ex ministro de Exteriores, declaraba estar preparando ya la segunda vuelta. De momento, la posibilidad de una coalición entre ambos no parece prosperar.

En Washington, el debate sobre la nueva estrategia bélica del presidente Barack Obama toma impulso. Robert Gibbs, el portavoz de la Casa Blanca, admitió que es "ciertamente posible" que el presidente decida si enviar más tropas antes del 7 de noviembre.

La celebración de una segunda vuelta electoral, en la que Karzai se enfrentará con Abdulah, despeja la vía para que Estados Unidos envíe hasta 40.000 soldados más, como requiere el general Stanley McChrystal, comandante aliado en la zona.

La Casa Blanca llevaba semanas insistiendo en que no enviaría más soldados - es decir, no pondría en riesgo más vidas estadounidenses-mientras Afganistán careciese de un gobierno mínimamente legítimo. La Administración Obama considera a Karzai, protegido de George W. Bush, un líder corrupto, poco útil para combatir a los talibanes y a Al Qaeda, que es el objetivo aliado en la región.

El senador demócrata y ex candidato presidencial John Kerry, que ha tenido un papel notable para convencer a Karzai de que acepte la segunda vuelta, ha pedido a la Casa Blanca que no se precipite.

"Creo que sería de sentido común que el presidente considerase lógico esperar hasta el final de este periodo de dos semanas", dijo, en referencia a la fecha de las elecciones. "Antes tiene que saber si la cosa ha funcionado, y quiere conocer el resultado", añadió.

La lentitud de Obama a la hora de decidir qué hacer con la guerra impacienta a congresistas y militares. Barack Obama se está tomando su tiempo. No quiere adoptar a la ligera una decisión que puede marcar su presidencia. Entre los demócratas, y en la propia Casa Blanca, muchos se resisten a enviar las tropas que exige el general McChrystal.

El presidente ya ha convocado cinco veces a los miembros y asesores de la Administración implicados en Afganistán, en lo que se ha convertido en el principal foro de debate interno sobre la guerra. Algunos comentaristas sugieren que Obama adoptará una decisión antes de viajar a Asia, el 11 de noviembre.

Los sondeos revelan un apoyo decreciente a la gestión de Obama en Afganistán. El pasado abril, un 63% la apoyaba; ahora sólo un 45%, según un sondeo que ayer publicaron The Washington Post y la cadena de televisión ABC. Los ciudadanos, según el mismo sondeo, están divididos respecto a la necesidad de un aumento sustancial de tropas.

22-X-09, M. Bassets, lavanguardia