´¡Criaturitas!´, Martina Klein

Un crío de cuatro años está a punto de caramelo para comérselo. Es cierto que siguen dando guerra en un pulso continuo con los límites y la paciencia de sus progenitores, pero a cambio regalan a diario un puñado de frases fabricadas por su inagotable imaginación y construidas con un vocabulario recién adquirido y/ o inventado, que son dignas de enmarcar, por su intacta candidez o por su lúcida sabiduría.

La última incorporación a nuestro diccionario efímero es el de repronto (contracción de de repente y de pronto).Lástima que estos palabros tienen los días contados, porque pronto se dará de bruces con la realidad, y dejará de usarlos, como dejó atrás su lengua de trapo y lo que le hacía ser un bebé. De repente es un niño. Ahora jugamos a monstruos, a alienígenas, y, muy en contra de mi voluntad (pero ya me he rendido), nos disparamos, nos envenenamos, nos amputamos miembros, nos matamos, nos morimos y revivimos para volver a matarnos, pero lo más divertido de estos juegos es ver, una vez más, cómo su fantasía trabaja sin descanso… para hacerle ganar siempre. Él es director y guionista de nuestras aventuras. Me dice lo que puedo y no puedo hacer, lo que tengo que decir y cómo, y siempre en pretérito imperfecto: tú me decías, y luego te ibas y yo de repronto te mataba...

Él reparte los muñecos, los más chulos para él. Cuando él dispara, los míos mueren, cuando los míos disparan, los suyos no mueren, porque llevan escudo. Si los míos también llevan escudo, él lo destruye con fuego, cuando yo intento destruir el suyo, me dice que no, que es irrompible, y si le digo que yo también he conseguido uno como el suyo, me lo destruye igual, porque él tiene un poder especial para romper escudos irrompibles.

Perdónenme la burda comparación, pero, como los políticos. Que fracasan en las elecciones, no es cierto, han ganado en número de votos, o de escaños.

Que en el debate han estado flojos, mentira, hay público que piensa lo contrario, por ejemplo, su propia corte del partido. Que están envueltos en una trama corrupta, mentira, nunca han hecho nada malo. Que esta es demostrable y están pringados hasta el cuello, pues la culpa la tienen los otros. Cuando se les destituye no se van, si se van, tiran la patata caliente o amenazan con tirar todas las fichas del tablero…, igual que niños de cuatro años, con la ligera diferencia de que estos señores no tienen cuatro años. Aun así, apuntamos sus frases célebres y los miramos embobados hacer a su antojo, esta vez sin marcar límites porque, claro, ya son mayorcitos.

La verdad es que prefiero observar el mundo de un niño, donde aún quedan resquicios del bien y el mal delimitados. En el de la política, el mal es mutante y ubicuo, y pareciera que se esconde en todos los cuerpos.

¡Ay, criaturitas!

16-X-09, Martina Klein, lavanguardia