´Entre la chufa y el bocata de queso´, Quim Monzó

Llevamos días con lo de los informes  encargados por la Generalitat. En total, centenares de miles de euros dedicados a dossiers -a veces de dos o tres páginas- con títulos como Estudio, factores y manejo del cultivo de la chufa (11.965 euros), Estudio sobre incentivos fiscales en Canadá para financiar la cultura (11.785 euros), Diseño de un parchís y un puzle de la casita de cartón recortable (11.368 euros). O Estudio de la concha brillante (27.956 euros, que doy por bien empleados si fue un argentino quien lo hizo).

De todo el montaje, lo que deja pasmado es que haya gente que diga que cosas como esa sólo pasan en país. Me deja pasmado porque que ser tarugo para no ver que se dan en medio mundo. La estupidez no es patrimonio de ningún lugar. Hay estúpidos aquí, en China y en Tombuctú. La diferencia es que hay países (no todos), en los que ese nivel excepcional de estupidez se paga con ceses o dimisiones. Tras los que las autoridades ponen las bases para que el error no vuelva a suceder. Véase si no lo que ahora mismo se ha anunciado en Gran Bretaña a propósito de una serie de casos no idénticos a los informes de la Generalitat pero sí similares: las becas de investigación. Explica The Times que el Consejo para la Financiación de la Enseñanza Superior acaba de dictaminar que, a partir de ahora, antes de conceder una subvención, los investigadores deberán demostrar que su proyecto es realmente importante, y que tendrá una repercusión en la economía o en la política social.

Han llegado a esa decisión después de años de subvencionar estudios bastante peculiares, de los que citan algunos. En la Universidad de Leeds dedicaron tres meses a investigar la tostada ideal. Calibraron densidades y temperaturas hasta encontrar las óptimas. Así mismo, establecieron la proporción de pan y de mantequilla que debe tener. Cobraron 11.118,50 euros. En la Universidad John Moores de Liverpool se dedicaron a ver horas y horas de partidos de fútbol hasta que fijaron cuál es el tiempo de carrerilla ideal del jugador, el ángulo al que debe chutar y la velocidad que debe dar a la pelota. The Times no da el importe de esta beca. Tampoco da el de la beca que los analistas sensoriales de la Universidad de Bristol consiguieron para determinar cuál es el bocadillo de queso perfecto, con sus nueve variables, que incluyen un mayor o menor espesor de la mayonesa y si se le añade lechuga o no.

La nueva normativa entrará en vigor en el 2012. Lógicamente, los afectados se quejan y dicen que la libertad investigadora quedará gravemente limitada si sólo dan becas a proyectos que sean relevantes para la sociedad. Me gustaría, desde aquí, enviarles un mensaje de apoyo y de solidaridad, y animarlos a que vengan a Catalunya, donde sin lugar a dudas su habilidad y su experiencia serán convenientemente recompensadas.

25-IX-09, QuimMonzó, lavanguardia