nacionalisme xinès: no pitjor (qualitat) però sí més perillós (tamany)

La política irrumpió otra vez ayer en el Festival de San Sebastián de forma atronadora con City of life and death, una aparatosa producción china sobre la matanza de Nankín de 1937, un episodio histórico que sigue enturbiando las relaciones con Japón. En 1937, el ejército imperial japonés tomó la ciudad de Nankín y, huidos los generales y abandonados a su suerte los soldados chinos, se ensañó con la población de prisioneros militares y civiles acogidos en el centro de refugiados de la legación alemana. De 100.000 a 300.000 civiles perdieron la vida y unas 20.000 mujeres fueron salvajemente violadas. Con esos mimbres y muchísimo dinero, Lu Chaun ha escrito y dirigido un armatoste de exquisita factura técnica -incluida la tremendista fotografía en blanco y negro- que carece del más elemental relato para vertebrar lo que, a la postre, no es más que el enfático recuento de las tropelías cometidas por el pérfido ejército japonés contra la sufrida población china.

Lu Chaun ha perdido una inmejorable oportunidad de regalar algún destello de buen cine de propaganda -Eisenstein, Griffith, Renoir, Ford, Riefenstahl...- en vez de esta película prepotente, vacía y panfletaria hasta el rubor, que parece dirigida a enardecer a la población china contra su vecino insular. Un producto inmoral y tendencioso que sólo puede interesar al Gobierno de Pekín y que no se sabe muy bien a qué ha venido precisamente aquí.

22-IX-09, P. Vallín, lavanguardia