entrevista a Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional

Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional de la Haya (TPI), Tengo 57 años y nací en Buenos Aires: sufrí la dictadura y tuve la satisfacción de ser fiscal en el proceso a los dictadores. Comulgo con todas las religiones en el respeto a la vida. Nuestros problemas requieren un gobierno mundial: el primer paso es la justicia universal en el TPI.

Luis Jiménez de Azúa, presidente de la República española  en el exilio, y profesor de la Universidad de Buenos Aires, fue expulsado de ella por la dictadura en 1966; murió en 1968. Veinte años después, cinco de los seis jueces que procesaron a los dictadores eran alumnos suyos...

Justicia.

Y yo, ayudante del fiscal en el proceso a la junta, era alumno de uno de sus alumnos.

Educación al cabo también es justicia.

Hemos conseguido que ningún genocida, aunque sea un jefe de Estado, se sienta impune por muchas fronteras que atraviese...

... ... Y ese es el primer paso hacia una gobernanza mundial, pero ¿sabe lo mejor?

¿. ..?

Que a nosotros los mayores nos parece una utopía hecha realidad: juzgar a un genocida por crímenes contra la humanidad...

¡Vimos tanto genocidio impune! ...

Pero a los jóvenes les parece... ¡No sólo justo, sino normal! Hoy instruimos sumarios en Sudán - procesamos entre otros a su presidente-por Darfur; Congo, donde hemos abierto causa por el uso de niños soldado; Colombia; Uganda; Georgia, donde Rusia nos ha remitido 3.000 casos; Afganistán; Kenia, tras la terrible violencia electoral...

Ahora recordamos esas masacres, pero también las olvidaremos pronto...

No se trata sólo de juicios. Abu Garda, un líder rebelde en Sudán, se presentó ante el TPI porque quería hacer carrera política y, antes que nada, quería ser investigado y absuelto de cualquier culpa ante su pueblo.

Desde luego, ese señor creía en el TPI.

Estamos cambiando la mentalidad en todo el mundo. Por ejemplo, es muy importante que los ejércitos y las policías se ajustan ahora en sus códigos a nuestros criterios: de ahí que el ejército español tuviera tanto cuidado en intervenir en Iraq sólo "en misión humanitaria bajo el mandato de la ONU...".

¡Cómo olvidar ese latiguillo!

Sentamos jurisprudencia universal que ya tiene inmediatas consecuencias. Un piloto australiano, por ejemplo, se negó a bombardear Iraq porque no quería verse algún día sentado ante nuestro tribunal en La Haya.

Veo que se ha hecho camino.

Mucho desde que tras los juicios de Nuremberg, el horror por los genocidios y el deseo universal de no repetir las atrocidades nazis propiciaran los acuerdos de Nuremberg y la convención de Ginebra.

Pero después de Nuremberg ha habido
otros cuantos genocidios impunes.

Porque la guerra fría impidió que se realizara ese deseo hasta la guerra de los Balcanes, en que el Consejo de Seguridad de la ONU creó el tribunal especial que juzgó a Milosevic y a Karadzic entre otros.

Procesos ejemplares.

En 1994 el genocidio de Ruanda dio lugar a otro tribunal especial y en 1998 dimos dos pasos de gigante hacia la justicia global...

¿Garzón y Pinochet?

Sí: Garzón abrió uno de los dos caminos: un juez de un Estado que ordena el arresto y procesa a criminales de otro Estado basándose en la legislación internacional.

El escándalo era que fuera escándalo.

Y también se inició otro camino paralelo: hoy ya han firmado 120 países aquel Estatuto de Roma de 1998 que dio origen al TPI.

Ha firmado más de la mitad de la ONU.

 
Casi toda Europa; toda Sudamérica, algunos de Asia y toda Áfricamenos los árabes.

Estados Unidos se resiste.

Pero el vaso está medio lleno. En Asia, Japón y Corea del Sur firmaron, pero es en Europa, Áfricay Sudamérica donde tenemos más apoyos, porque allí también hemos sufrido y juzgado genocidios recientes.

Firmarlo es renunciar a soberanía.

El rey de Noruega tuvo que abdicar temporalmente para poder firmarlo, porque el TPI no respeta ninguna inmunidad, ni la de un jefe de Estado, y el rey noruego la tenía.

¿Dónde están los límites del TPI?

Sólo juzgamos genocidios...

Crímenes masivos...

O no: un grupo criminal irlandés que sólo asesinaba a los herederos de terratenientes protestantes: era un genocidio limitado en número. Juzgamos también crímenes de lesa humanidad y de guerra cometidos desde el 2002, en que entró en vigor el Estatuto.

¿A instancias de quién actúa usted?

Del Consejo de Seguridad de la ONU, caso de Darfur; de un Estado o de mí mismo.

Eso último seguro que no gusta...

No, porque en relaciones internacionales los estados son los actores, y muy celosos de aceptar a nadie que no sea otro Estado.

Pero el Estado - al fin-somos personas.

Sólo actúo ante esos crímenes cuando la justicia de un país no lo hace. También soy el gerente de 300 profesionales de 60 países que ejercen en el TPI y, en especial, de los 150 investigadores. Ahora, por ejemplo, tenemos una petición de la Autoridad Nacional Palestina para que empecemos a investigar en territorios ocupados...

Fiscal: esa es una patata caliente.

¡Todas las causas justas lo son! Cuando fui fiscal en el proceso a la dictadura, recuerdo a mi madre enfadadísima conmigo porque el general Videla iba a su misma iglesia y - ella creía-nos defendía de la guerrilla.

Explicar sus juicios no debe de ser fácil.

Si no convencí a mamá sobre Videla..., ¡cómo convencer a todos sobre Ruanda! Me preocupa más ser justo.

Moreno fue elegido fiscal del TPI por 70 países hace cuatro años, pero le queda ilusión para los tres que le restan de mandato; por lo menos, me explica sus sumarios con ilusión de colegial y tiene que reprimir la euforia para no parecer ingenuo al hablar del "gobierno mundial" (a mí también me suena a Star Trek).Colabora con universidades - estuvo el viernes en la Pompeu Fabra-para codificar la "justicia mundial" (de nuevo parece ciencia ficción). En cambio, el fiscal cuenta que sus ayudantes jóvenes en la fiscalía del TPI asumen con naturalidad actuaciones que a él le dejan noches sin dormir. Me pregunta preocupado si los jueces españoles le cortarán las alas mundiales a su amigo Garzón.

22-VI-09, Lluís Amiguet, lacontra/lavanguardia