dolentes perspectives estiuenques

Las fuerzas militares occidentales en Afganistán se preparan para un recrudecimiento de la violencia en el país. La situación de seguridad se ha deteriorado gravemente en los últimos dos años y la semana pasada se registró un aumento, "el más alto número de incidentes en la historia de Afganistán" desde la caída del régimen talibán en el 2001, según admitió ayer en Nueva York el general David Petraeus, comandante del Mando Central de EE. UU.

La OTAN, que está al mando de la misión internacional de estabilización del país (ISAF), comparte el análisis. A su juicio, el repunte de la violencia está en parte ligado al envío de refuerzos a Afganistán, que se concentrará en torno a las elecciones presidenciales de agosto pero que en el caso de EE. UU. continuará hasta finales de año. Las tropas aliadas, argumentan, están accediendo a lugares y focos de la insurgencia al sur del país donde nunca antes habían llegado.

"Tenemos por delante una estación de fuertes enfrentamientos", advirtió Robert Gates, secretario de Defensa estadounidense, tras la reunión de ministros celebrada en Bruselas. Los talibanes, dijo, no han dejado de elevar el número de ataques, pero con los refuerzos "tenemos la oportunidad de invertir esa tendencia a lo largo del año próximo". Con especial crudeza se manifestó Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la organización militar: "Veremos más víctimas en todos los bandos", advirtió, recordando que mil soldados aliados han muerto en el país desde el 2001.

Los combates también se están saldando con un alto número de bajas civiles, una situación que se ha convertido en "una de las principales debilidades estratégicas" de la ISAF, ya que debilita sus intentos de ganarse el apoyo del pueblo afgano. La ministra Carme Chacón celebró el "nuevo rumbo" de la misión y el objetivo de "evitar a toda costa las bajas civiles", no sólo por razones humanitarias, sino estratégicas ("para ganarnos cada día un corazón más de los afganos", explicó).

Stanley McChrystal, el nuevo comandante de las fuerzas estadounidenses y aliadas en Afganistán, aseguró a los ministros que su prioridad será la reducción de las bajas civiles. La OTAN sostiene, no obstante, que un 80% de las muertes de civiles es consecuencia de acciones deliberadas de la insurgencia, que usa a la población como escudo humano.

En el corto plazo, la prioridad es mejorar la seguridad durante el periodo electoral en Afganistán y los ministros confirmaron ayer el envío de ocho batallones y alrededor de diez mil soldados a Afganistán desde julio. Sólo unos tres mil no son estadounidenses y se espera que se retiren tras las elecciones. España, como anunció en la cumbre de abril, enviará para la ocasión a 450 soldados.

13-VI-09, B. Navarro, lavanguardia