solidaritat urbana amb revolta tribal davant expoli de lŽEstat a la Amazonia

Tres de los indígenas muertos por la policía en Bagua pertenecían a la comunidad awajún (provincia de Condorcanqui), una de las más pobres de Perú. Para sumarse a las protestas habían viajado varios días por el río Utcubamba. El 76,3% de la población de Condorcanqui, en su mayoría awajún, vive en pobreza extrema, el 77,6% habita en viviendas precarias y el 91% no tiene agua potable ni luz eléctrica. Los awajún rechazaron en el siglo XV los intentos de conquista de los incas Tupac Yupanqui y Huayna Capac. El cronista Juan de Velasco relata que las tropas de los monarcas andinos salieron huyendo vergonzosamente de esas tierras. A los españoles tampoco les resultó fácil asentarse en tierra awajún. Sufrieron tantas rebeliones que al final desistieron de su intento de someter a los indígenas para que trabajaran en la explotación del oro. Durante la fiebre del caucho, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, los awajún mataban a los patrones que abusaban de ellos.

La selva no se vende. Es lo que los manifestantes le gritaron al presidente peruano, Alan García, desde todos los rincones del país. La protesta de los indios amazónicos se extendió a las principales ciudades, donde hubo manifestaciones en solidaridad con los nativos que exigen derogar los decretos que dan vía libre a la explotación de la Amazonia.

 

El Congreso peruano suspendió los polémicos decretos amazónicos por tiempo indefinido, pero los indígenas y la oposición exigen la derogación definitiva.

Las protestas se trasladaron de la selva a los centros urbanos. Organizaciones sindicales, cívicas, populares y políticas, sindicatos, estudiantes y grupos de izquierda se manifestaron para exigir la derogación. La protesta se celebró en la capital, Lima, pero también en poblaciones de la costa del Pacífico (Ica, Moquegua) y de la sierra andina (Ayacucho, Puno, Cuzco y Arequipa), así como en Tacna (fronteriza con Chile), con marchas y paros en apoyo de los indígenas amazónicos.

La huelga en apoyo a la protesta se cumplió de forma parcial en ciudades selváticas de las regiones de Loreto, Ucayali, San Martín y Madre de Dios. Hubo intensas protestas en las localidades amazónicas de Yurimaguas (Loreto) y Pucallpa, en el oriental Ucayali. Los indígenas bloquearon carreteras y los puertos fluviales. En Bagua (1.000 kmal norte de Lima), epicentro de los hechos violentos del viernes de la semana pasada, con 24 policías y un número indeterminado de indígenas fallecidos, nadie pudo salir de su casa por el toque de queda. La policía y el ejército tomaron el control de la zona. Los dirigentes indígenas evalúan nuevas estrategias ante la decisión del Congreso de no derogar los decretos, lo que consideran una provocación.

Mientras Alan García tomaba juramento a dos nuevos ministros en el Palacio de Gobierno, a pocas calles de allí miles de manifestantes rechazaban la negativa de las autoridades a derogar las llamadas leyes de la selva,decretos legislativos que promueven la explotación de recursos naturales en territorios selváticos e indígenas. Se produjeron enfrentamientos cuando la policía cargó contra la gente que pretendía llegar al Congreso. Los gases lacrimógenos cubrieron el centro colonial unas horas. Los manifestantes portaban carteles que decían: "Alan (García) asesino" y "La patria no se vende".

Terminada la marcha, sus dirigentes anunciaron la preparación de un paro nacional para el 8 de julio para que se deroguen los decretos del 2007 y 2008 sobre la explotación de la selva, que los indígenas consideran que ponen en peligro su supervivencia.

13-VI-09, J. Ibarz, lavanguardia