El voto en blanco ha experimentado un crecimiento espectacular en Catalunya con relación al cómputo que se registró en las elecciones europeas de hace cinco años. Concretamente, las papeletas de ese signo han pasado de algo más de 11.000 en junio del 2004 a casi 60.000 el pasado domingo. Este ascenso no es exclusivo de Catalunya, ya que también se ha producido en el conjunto de España, aunque no en la misma magnitud. Así, el total del voto en blanco en el Estado español ha pasado de poco más de 95.000 papeletas en el 2004 a 220.179, ahora; es decir, se ha duplicado ampliamente, aunque queda lejos del incremento que experimenta en Catalunya, donde el sufragio en blanco se ha multiplicado por cinco. De hecho, los 57.457 votos en blanco de la comunidad catalana contrastan, por ejemplo, con las casi 28.000 papeletas de ese signo en Andalucía, pese a que en esta última autonomía votaron el domingo 650.000 personas más y su censo supone casi un millón más de electores que el catalán.
Las respectivas tasas de voto en blanco ilustran la distinta percepción - o incluso el diferente dramatismo-con que cada territorio vivió estas elecciones. Así, mientras en Catalunya las papeletas en blanco han supuesto casi el 3% de los sufragios emitidos, en Andalucía, Madrid o Valencia han representado el 1%. Y mientras en el conjunto de España el voto nulo ha caído en una tercera parte, en Catalunya se ha multiplicado casi por cuatro.
9-VI-09, red, lavanguardia
