´Campañas para imbéciles´, Pilar Rahola

Si guardaran las apariencias. No sé. Hacer ver que tienen programas sesudos, y que lo suyo no es la lucha sobre barro, sino el debate de ideas. Si al menos nos trataran como adultos, y nos intentaran convencer de la bondad de sus planteamientos. Si al menos no estuvieran vacíos de conceptos, y no necesitaran alimentar el miedo. Si fueran finos estrategas políticos, y no simples fontaneros de las cañerías obturadas de los partidos. Si fueran auténticos líderes con personalidad, capaces de aunar ilusiones colectivas.

Si fueran todo eso o, al menos, lo aparentaran, muchos de nosotros no sentiríamos este hondo hastío.

Un hastío que no viene del ridículo que hacen, porque ¡allá ellos!, sino del desprecio con que nos tratan. ¿Creen que somos tan imbéciles? Realmente los jefes de campaña de los partidos, ¿creen que los ciudadanos son gente tan incapacitada, que necesita ser tratada como un rebaño de ovejas? ¿Creen que somos tan inútiles, que sólo podemos activarnos electoralmente, cuando nos remueven las vísceras? Y peor aún, ¿se creen unos déspotas ilustrados, obligados a dirigirnos con un exacerbante simplismo, porque somos masas amorfas? De hecho, ¿se creen ilustrados? Si no es así, si aún nos tienen algo de respeto, y son capaces de bajar un minuto del pedestal de su endogámico mundo, para recordar que un día fueron humanos, entonces tendrán que escucharnos un momento. Va por ellos.

Va por ellos, el no al miedo. Después de tantas décadas de democracia, ¿aún tienen que vendernos miedo a un partido, para conseguir dos votos? Es decir, ¿la única virtud de esta eurodiputada socialista, que pasea su careto por las televisiones patrias, es que si gana ella, no gana el otro? ¡Uhhh, qué viene el Vidal-Quadras, y el Aznar, y el Bush!, y todos a esconderse en la faldita de la señora Maria Badia. Patético. Puro argumento de desguace. Si no fuera porque Vidal-Quadras y yo no compartimos ni un café, me dan ganas de votarlo solo para abofetear a este estilo de campaña. Lo peor es la profunda inseguridad que demuestran los socialistas para con su candidata, que necesita apelar al voto a la contra, para vender su propia candidatura. Este estilo de campaña es reaccionario, deteriora la buena salud de una democracia, y además es hiriente para los votantes con cerebro en su cabeza. Las sociedades maduras aspiran a gestores inteligentes, cuyas virtudes adornan una candidatura. Y no a gestores sin personalidad, que confunden a los ciudadanos de un país con los hooligans de un equipo de fútbol. Personalmente, me niego, en democracia, a tener miedo a ningún partido político democrático, porque el miedo es propio de sociedades secuestradas. Y de dirigentes autárquicos. Ganen ustedes, queridos socialistas, porque son mejores, no porque son menos peores que los peores. Si lo son.

Va por ellos, el no a la boca sucia. Porque si el miedo es un artilugio basura, el insulto grueso y el intento de desacreditar al contrario, con todo tipo de animaladas, también forma parte de los bajos fondos de la política. El ejemplo más soez lo ha dado el candidato de ERC, asegurando que la familia de Vidal-Quadras (parece que Vidal es el saco de boxeo de la campaña) traficaba con esclavos. Alucinante. O sea, que si alguien pensaba votar al PP, que se lo piense mucho, porque resulta, según Oriol Junqueras, que está poniendo a un descendiente de esclavistas en el Parlamento Europeo. ¿Cómo se puede llegar a decir algo tan burdo? Primero, porque vaya usted a saber cuántas familias ordenadas y bien peinadas de nuestra sociedad - cuyos descendientes puede que sean ínclitos republicanos-participaron de ese mercadeo humano. Y segundo, ¿qué tiene que ver el tataranieto con todo esto? Pero nada, a decir burradas, con la vana esperanza de remover el estómago de los electores, e impedirles que piensen un rato. Se trata, nuevamente, de una táctica basura pensada, no para ciudadanos que escogen a sus representantes, sino para simples consumidores de democracia. Ganen ustedes, queridos republicanos, pero no gracias a los sapos de sus bocas, sino a las perlas de sus ideas. Si las encuentran.

Va por ellos, el no al acoso y derribo. Porque si el miedo y el insulto grueso retratan a quienes los ejercen, la táctica del acoso y derribo al contrincante conforma la tercera pata de la infamia de la política. El todo vale contra un ministro, aprovechando un problema médico, con el único fin de hacer daño al contrincante, es una táctica de destrucción masiva que no solo es perversa, es, además, de ida y vuelta. Porque, como decía Josep Cuní en un duro artículo sobre  la misma cuestión, serán los artífices del acoso los que después pedirán respeto. La guerra desaforada contra Chacón aprovechando la gripe A es un ejemplo de ese estilo de banda callejera, más propio, por cierto, del PP de otras épocas. ¿Tan ansiosos están por ganar al PSOE que vuelven a las andadas? Ganen ustedes, queridos populares, pero no gracias a las tácticas del acoso infame, sino a la fuerza de su programa. Si lo tienen.

Finalmente, va por ellos. Por favor, hagan un esfuerzo, bajen de la colina, reflexionen un poco y, si pueden, dejen de tratarnos como imbéciles.

27-V-09, Pilar Rahola, lavanguardia