´´Vosotros sois la sal de la tierra´ (Mateo 5: 13)´, Quim Monzó

La noticia viene firmada por la agencia AP, de modo que dejen de lado toda suspicacia. Los hechos son como siguen. El barbero Joe Godlewski, americano y jubilado, acostumbra a mirar la tele. Como sucede en medio mundo, en la tele hay muchos programas con cocineros - unos mejores y otros peores-que te explican cómo preparar unos huevos fritos con chanquete o estructurar en siete capas superpuestas un suquet creativo.

El señor Godlewski miraba esos programas y veía que los cocineros explicaban que, en tal plato, había que poner un poco de sal casher y luego salía otro explicando que, en tal otro, había que poner tal otra cantidad de sal casher.Para los pocos informados en materia religiosa diremos que el adjetivo casher o kosher (caixer en catalán) se aplica a aquellos productos que los seguidores de la religión judía pueden comer. No pueden comer cerdo, ni marisco, ni calamares, ni caracoles... Tampoco pueden mezclar productos cárnicos y productos lácteos, precepto que me parece de lo más sensato. Igual que tantos platos ampurdaneses de mar i muntanya,el chuletón con cabrales, por ejemplo, esamimodo de ver una manera absurda de empeorar dos viandas que por separado son excelentes.

Pero, bueno, estaba el señor Godlewski tan harto de que los cocineros de la tele hablen siempre de las virtudes de la sal casher - muy habitual y valorada en los supermercados americanos-que dijo: "¿Y qué caray pasa con la sal cristiana?". De modo que, igual que Miró i Ardèvol cuando tuvo una revelación siendo concejal del Ayuntamiento barcelonés, Godlewski lo vio claro y se puso manos a la obra. El resultado: la nueva Sal Cristiana. Viene en botes cilíndricos de color blanco, con tapón negro y, en la etiqueta, una gran cruz roja. Sólo se puede comprar por internet: en ICA, una empresa que comercializa especies diversas, y productos casher.De hecho, como lo cortés no quita lo valiente, la Sal Cristiana es también casher.La diferencia es que la ha bendecido un sacerdote episcopaliano. Si el producto tiene salida, Godlewski creará una gama completa de alimentos cristianos. Quien esté interesado ya en la sal puede hacer sus pedidos en http:// memphi. net.

Tal fervor ha despertado la Sal Cristiana que muchos fieles no episcopalianos se quejan de que a ellos no les sirve la sal bendecida por un sacerdote de esa confesión. O sea que ya hay católicos, evangelistas y ortodoxos pidiendo sales específicas para cada uno de ellos. ¿Deberíamos, pues, reclamar la comercialización de una sal atea, los ateos? En absoluto. Tratándose de cosas ricas, en la boca uno se mete de todo, sin atender a su bandera religiosa. Cristiana, judía o pagana, el problema, con la sal, sigue siendo la hipertensión.

18-III-09, Quim Monzó, lavanguardia