´Ejército kosovar´, Valentín Popescu

Kosovo, el Estado más joven y todavía precario de este siglo, no acaba de ser declarado viable por la comunidad internacional, pero ya tiene un ejército nacional. Oficialmente, el recién creado cuerpo armado se llama Fuerzas de Seguridad Kosovares (FFSK) y es definido como una entidad armada multiétnica para la paz interior. En realidad es un auténtico miniejército aunque su jefatura - como la de todo el Estado-no sea nacional sino supranacional y su eficacia conste por ahora sólo sobre el papel.

Todo ello es más o menos normal dentro de la singularidad de una nación que no es reconocida por todos los estados y carece de la confianza del resto del mundo hasta el extremo de que aún se está constituyendo administrativa y políticamente bajo la tutela internacional, en especial la de la Unión Europea. Lo que es insólito en la creación (decidida en el 2007 en el llamado programa Ahtisaari) de la FFSK es que una de las principales razones de su creación haya sido la de "retirar de las calles" a un importante grupo de antiguos milicianos - mayormente, los guerrilleros albaneses de la ya disuelta UÇK-a fin de que estos no se dediquen a la delincuencia.

En otras palabras, ese primer ejército kosovar - 2.500 reclutas regulares y 800 reservistas-es una "operación pasiva" de seguridad nacional. La UE y las autoridades kosovares han decidido prevenir una crisis de delincuencia masiva enrolando en las fuerzas armadas a miles de individuos cuya inserción en la vida civil parecía ser inexorablemente la criminalidad y la delincuencia organizada. Y aunque la idea tiene, además de su originalidad, una innegable lógica, Italia y Alemania la aprobaron muy a regañadientes.

Las reticencias de estas dos naciones eran más diplomáticas que policiales, pese a las pésimas experiencias italianas con los delincuentes kosovares. Para Berlín y Roma, la paz de los Balcanes depende a la larga de la actitud de Serbia y es bien sabido que para Belgrado, ya sumamente dolido por la pérdida de Kosovo, la creación de un ejército nacional del antiguo territorio cuna del país suena a mofa cruel.

En realidad, tanto la peculiaridad de los motivos de creación de las FFSK como las disensiones internas de la UE a la hora de gestar su patrocinio en Kosovo resultan menos chocantes si se tiene en cuenta que este Estado prácticamente no ha terminado de nacer y que se halla todavía en pleno proceso de cristalización. Un proceso que desde finales del pasado mes de febrero supervisa el austriaco Valentin Inzko como nuevo máximo representante internacional para el Estado de Kosovo.

Fruto de esta situación de "Estado en vías de constitución" que tiene la nueva nación balcánica es la multiplicidad de autoridades y competencias que coinciden - y se interfieren-en el territorio.

6-III-09, Valentín Popescu, lavanguardia