´Pakistán: bancarrota con arma nuclear´, lavanguardia

Recientemente, se refería el alto representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana, a Pakistán como un gran rompecabezas para muchos. Otros, como el intelectual francés Bernard-Henri Lévy, afirman que "Pakistán es la encarnación del mal en estado puro". Está claro que para la Administración Obama, Afganistán será lo que fue Iraq para George W. Bush: la prioridad. Por tanto, el papel de Pakistán es crucial.

Pakistán fue clave para que los talibanes expulsaran de Afganistán a los rusos y lo fue después para que Estados Unidos y la OTAN echaran a los talibanes. Ahora, el presidente pakistaní, Asif Ali Zardari, advierte que los talibanes, que dominan extensas zonas del país, más allá de las regiones tribales fronterizas, pueden tomar Pakistán. David Petraeus, jefe del Mando Central del ejército estadounidense, asume que la guerra con Afganistán "va a ser mucho más dura que la de Iraq", y el enviado especial de Obama a la zona, Richard Holbrooke, añade: "Nunca había visto algo parecido al desorden que hemos heredado aquí". Ocho años después de iniciada la guerra, todo va peor. Los talibanes controlan más áreas, por lo que aumentan los atentados, pero también los cultivos de opio que sirven para comprar más armas y voluntades. Para Washington y la OTAN, el remedio es más soldados. En la conferencia de Munich se habló de 30.000 más.

Pero eso no resuelve el problema de Pakistán, un país en bancarrota con arma nuclear. Un país que, además, mantiene un contencioso esencial con su vecino, India, que también dispone de la bomba atómica. Más soldados pueden agravar la situación, puesto que Pakistán sufre los bombardeos de los aviones de la CIA que, persiguiendo a talibanes en Waziristán, provocan matanzas de civiles que desaniman si no rebelan al ejército pakistaní, una columna vertebral del país.

Barack Obama no tendrá otro remedio que buscar una salida diplomática paralela a la militar, la cual no puede por supuesto obviar. Una salida que implique a Afganistán y, sobre todo, a Pakistán. Y, por lo tanto, a India. Pero también a los demás países de la región, incluyendo China y Rusia.

22-II-09, lavanguardia