Mapuches: ´Tierra Visible, Pueblo Invisible´

´Tierra Visible, Pueblo Invisible´, Thato Motaung

EES Week 3: Visible Land, Invisible People
By Thato Motaung
Wednesday, 25 February 2009
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Mapuche significa “gente de la tierra” y representan el tercer grupo indígena más numeroso de Sur América, ocupando diez millones de héctares de tierra en Chile y en Argentina. Sin embargo, la confiscación incesante de sus territorios por mano de militares insurgentes y corporaciones transnacionales les ha dejado sin tierra, ya no existe Mapuche.
Por tres siglos los Mapuche han resistido a los intentos sistemáticos de Inca, seguidos por  españoles y sucesivamente por chilenos que intentaban conquistar  sus tierras. Hoy en día, sus peores enemigos son los bancos de desarrollo multilaterales y las corporaciones transnacionales como  las  familias conglomeradas Angelini y Matte-Larrain. Construcción de diques, explotación forestal y la exportación de madera indican esencialmente la adquisición forzada de las tierras Mapuche.
En 1641, el Tratado de Quilín sirvió como “reconocimiento” de la independencia Mapuche por parte de las autoridades chilenas, debido al éxito de la campaña de resistencia contra la invasión española. En realidad, el Tratado supuso el traslado de dos tercios de los treinta millones de kilómetros cuadrados de tierra de los Mapuche. Un tercio pasó a pertenecer a los españoles con lo que alcanzaría la independencia. Sucesivamente, la introducción de la “Ley de los Pueblos Indígenas” por el ejército chileno, que atacó el territorio en 1881, vio a los Mapuche trasladados a reservas de aproximadamente 3,000 héctares de tierra a sur del Río Bío Bío, de espacio limitado y con constantes problemas ecológicos.
El desplazamiento forzado de los Mapuche fue el acontecimiento que les llevó a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran. La doble cara de su independencia hace referencia a la oligarquía chilena, que robó sus tierras para cultivar trigo de exportación y permitió a las compañías forestales que confiscaran  más tierras para plantaciones de azúcar y de soja. El resultado es la constante batalla para preservar sus tierras e identidad, una lucha que perdura desde hace 500 años.
Una de las muchas batallas a la que se enfrentan los Mapuche, es su lucha contra a las grandes compañías chilenas que usan sus tierras para construir diques hidroeléctricos. En Chile la construcción de diques en el área de Alto Bío Bío representa un proyecto que ha alterado significativamente las regiones forestales y ha afectado su capacidad de alojar y sostener al pueblo Mapuche. Como cultura, los Mapuche dedican sus vidas a sus tierras, siendo un grupo nómada de cazadores, pastores y granjeros.
A partir de 1881  la tierra de los Mapuche fue sometida a una violenta ocupación militar. Este periodo marcó efectivamente el fin de la  relación de los Mapuche con sus tierras. Un territorio dotado de bosque y capacidad para el cultivo,  fue su maldición. La demanda de madera y de hidroelectricidad ha perjudicado la tierra para la cultivación y ha forzado al desplazamiento a un pueblo entero.
En 1974 la tierra de los Mapuche fue de nuevo reducida, dejándoles con tan sólo 300,000km². 

El acontecimiento abrió las puertas a empresas forestales y estimuló la propiedad privada de tierras para la caza y la extracción de madera. Adquisiciones sin trabas han permitido dejar el 40% de la producción de madera de Chile en manos de Forest Miminco, una empresa comprada por la familia Matte-Larrain. Además, conglomerados americanos son responsables del 24% de toda madera exportada desde el territorio Mapuche hasta Los Estados Unidos y  otras partes del mundo.
En 1985, el presidente argentino Raúl Alfonsín anunció que la región Pulmari volvería a pertenecer a los Mapuche, pero en realidad no hubo ningún resultado. El decreto fue ignorado por el gobierno regional, y en 1997 el Ministerio de medioambiente argentino aprobó el proyecto de un dique hidroeléctrico con empresas españolas por $600 millones,  que  gravemente ha afectado el territorio y la descendencia Mapuche. Por otra parte, dentro del área argentina, los Mapuche están amenazados con la confiscación de 110,000 héctares de sus tierras en la región de Pulmari y de Alumine.
Durante los años, la grave situación del pueblo Mapuche no ha disminuido. En 1991 las acciones de la Compañía de Tierra del Sud Argentino S.A. (una empresa argentina nacionalizada en 1982) fueron compradas por Edizione Holding International N.V., compañía adquirida por Benetton. En consecuencia, la multinacional italiana se convirtió en dueña de 900,000 héctares en Patagonia, revindicando su derecho a los territorios que habían pertenecido al pueblo Mapuche por más de 13,000 años. 

Empresas eléctricas como Endesa han querido aprovecharse de las circunstancias, construyendo un lago artificial de 155 metros de profundidad y que abarca 3,467 km² para procurarse agua del Río Bío Bío. Éste ha causado la inundación de tierras alterando el curso natural del agua.
Desde 1881, la infiltración de militares chilenos en el área Mapuche ha creado la cultura de “ayúdate a ti mismo”. Elaboraciones de ley flexibles dirigidos para gobernar y conservar la tierra, en efecto sólo han estimulado su explotación. La construcción de diques ha causado la reducción  de disponibilidad de tierras a un mero 21% del área para alimentar la población. Aún más, la lluvia ácida es el resultado  de un uso extendido de productos químicos tóxicos tal como sulfato, cloro y petróleo, usados para convertir madera en celulosa. Esta se suele usar para producir  papel, cartón o puede ser convertida en bio-combustibles como el etanol celuloso. Estas actividades dejan las tierras con muy pocas esperanzas para su regeneración.
El desplazamiento del pueblo Mapuche es un reto significativo para los valores culturales de tribus y poblaciones indígenas del mundo. La Convención OIT de 1989 propuso que se protegieran los derechos de las  poblaciones indígenas. La Convención fue introducida  por la Organización  Internacional del Trabajo con el fin de reconocer y respetar  la contribución de tribus y pueblos indígenas en la diversidad cultural, cooperación internacional y armonía social.  Considerando que los Mapuche representan el tercer grupo indígena más numeroso en Sur América, este es un ejemplo de la importancia de la adopción de esta Convención.
Desde su introducción, de 181 países sólo 21 la han firmado. La ratificación de Chile en septiembre de 2008 podría significar un gran avance para la difícil situación en la que se halla el pueblo Mapuche.

Sin embargo, poner en práctica el mandato de la Convención y sus obligaciones sigue siendo un reto.

En 1997 el Parlamento Europeo aprobó la “Resolución sobre la situación del los Derechos Humanos y las Minorías Indígenas en Argentina” enfatizando en el asunto del pueblo Mapuche. Ellos apelaron al gobierno argentino con el fin de hacer una distinción clara entre  los derechos territoriales del los propietarios y el desarrollo de grandes proyectos. Argentina  firmó la Convención en Diciembre de 2000; acciones significativas en el ámbito de protección y la mejora las poblaciones indígenas todavía quedan por hacer.
Desde 1993 los Mapuche se han unido a la Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO), además haciendo campaña en favor de una ratificación  más amplia de la Convención y  subrayando la necesidad de su aplicación.

Ha sido emprendida  una fuerte presión en favor de su ratificación, pero el difícil camino a su implementación ha demostrado que hasta hoy no se han realizado cambios importantes.
En 1999, miles de Mapuche caminaron 637 km hacia Santiago desde el 20 de mayo hasta el 17 de junio, manifestándose por la destrucción de sus tierras ancestrales. A día de hoy, siguen buscando un cambio, pero el mundo parece ser sordo a su campaña.

Los Mapuche han sido despojados de sus tierras, y aunque logren recuperarlas, los años de actividad humana, las han dejado han dañado su fertilidad, empeorando ésta con los días.
El derecho a la tierra es un componente inherente de los derechos humanos de las poblaciones indígenas. Los gobiernos deben asegurar que estos derechos no estén amenazados por actores que no pertenecen al Estado o corporaciones trasnacionales. Es de suma importancia una mayor responsabilidad y tolerancia. Sin embargo, se desconoce si un verdadero cambio tendrá lugar  a corto plazo para que  el pueblo Mapuche sea protegido y su situación visible.