centenari isaiah Berlin, entrevista a Mark Lilla

Nacido en Detroit (1956) en el seno de una familia católica, Mark Lilla es un historiador de las ideas que ha trabajado sobre todo la relación entre política y religión y, en consecuencia, ha escrito sobre el legado de la Ilustración y los ataques que ahora recibe. Lilla, que ha trabajado con el sociólogo Daniel Bell, ha publicado en el 2007 el libro The stillborn God (El Dios nacido muerto), que pronto se traducirá en España, considerado por The New York Times uno de los mejores libros del año, en el que aborda la enorme excepcionalidad de la Ilustración, de la separación entre Iglesia y Estado, que cree que por eso no se puede extender como receta a otros lugares.

Mark Lilla ha provocado un vivo debate con su libro The stillborn God (El Dios nacido muerto):en él analiza el nacimiento de la Gran Separación entre Estado e Iglesia en Europa que está en el origen de la Ilustración y el liberalismo, y asegura que es una excepción en la historia causada por las diferencias y ambigüedades en el cristianismo, que dieron lugar a largas guerras y a esta división. No es, en su opinión, el camino natural para otras sociedades y no hay que esperarlo. Lilla estuvo la pasada semana en CaixaForum en el ciclo de conferencias sobre el centenario del pensador liberal Isaiah Berlin y señaló que el legado de la Ilustración está amenazado.

¿Qué legado dejó Isaiah Berlin?

Imaginar un cierto tipo de liberalismo que no es sólo una doctrina política y aún menos económica, sino una manera moderna de ver el mundo. Con curiosidad, mente abierta, simpleza, falta de dogmatismo. Su liberalismo no tenía nada que ver con el neoliberalismo, no estaba muy interesado en la economía. Eso sí: creía en la libertad. Y encontró una manera de articular la conexión entre la libertad de los individuos y la de los grupos a los que naturalmente pertenecen. El espíritu de libertad afecta a todo lo que somos y no hay razón para pensar que la libertad individual requiera rendir las otras cosas que tienen que dar conexión con lo emocional o común. Ser liberal para él significaba tener abierta el alma.

¿El liberalismo es sólo para los países occidentales?

No creo que sea una doctrina universal. Nació por accidente debido a los graves problemas de la cristiandad. Es importante recordarlo, no para avivar ningún choque de civilizaciones, sino para darse cuenta de que históricamente es una anomalía. El mundo occidental es una civilización muy inusual.

Somos la anomalía.

Y muchas de las cosas que hacemos afectan a las otras civilizaciones, desde la música hasta la ciencia o la estructura de la familia. La cuestión es que en la filosofía política actual nadie piensa seriamente sobre alternativas políticas decentes no liberales. Es momento de algo de creatividad. ¿Qué régimen político decente puede imaginarse en áreas con enormes brechas en educación y cultura, o en sociedades basadas en clanes como el mundo musulmán? Se requieren alternativas, pero seguimos estancados en la idea de que el liberalismo o el socialismo salgan victoriosos y sean adaptables a otros lugares. Berlin hablaría de un liberalismo de la humildad al mirar los problemas sociales: que la tradición democrática y liberal no tiene un remedio para todo y que se requiere investigación, compromisos, diferentes soluciones. No hay solución final a los problemas humanos. Yes posible tener costes sin beneficios en política, pero no beneficios sin costes. Hay algo infantil en intentar encontrar una forma para la sociedad.

Pero, ¿no ve posible el liberalismo en un país islámico?

Cualquier cambio no vendrá por la política o la economía, sino por la cultura: música pop, cine, consumo... que minan el sentido de colectividad. Los talibanes lo entendieron. En Arabia Saudí hay capitalismo, universidades... pero algo más tiene que cambiar.

Dice que el cambio en el mundo islámico debe venir más de renovadores que de liberalizadores.

El espíritu de la reforma liberal en la religión, que la hace presentable y aceptable en la sociedad, está guiado por la vergüenza y no por la confianza. La religión se compromete con el régimen y si este cae, la gente vuelve a las raíces religiosas. Sucedió en Europa y en el mundo árabe en los siglos XIX y XX. En el mundo árabe había modernizadores de los estados desde arriba. Estados débiles que al caer arrastraron la larga tradición del mundo musulmán de pensamiento crítico y hubo una radicalización. Me interesa gente que trata de reformar desde dentro más que los que ven el cambio en las elecciones.

¿La crisis económica puede amenazar el legado ilustrado?

Un mayor control de los mercados no es antiliberal. Pero el antiliberalismo ideológico puede tener más cultivo en Latinoamérica o Francia, donde cierta izquierda ha sido siempre hostil al pluralismo moderno. Puede afectar sobre todo en Latinoamérica, donde no fueron liberales, había oligarquías y sociedades cerradas. Por otro lado, ha habido tal crecimiento económico en las últimas dos décadas que nadie se molestó en mirar qué mecanismos la generaban. Ahora es momento de verlos.

7-II-09, J. Barranco, lavanguardia