ŽOtra EuropaŽ, Xavier Batalla

Barack Obama ha sido el hombre del año 2008, pero Nicolas Sarkozy no se quedó corto en un semestre. La Unión Europea, bajo su presidencia, ha salido de su inmovilismo, vuelve a estar activa internacionalmente y ha señalado el camino para combatir el cambio climático. Es decir, Sarkozy, hiperactivo, ha cambiado el ambiente comunitario, irrespirable desde que los franceses dijeron no en referéndum en el 2005.

En un semestre, Sarkozy ha devuelto a Francia al corazón de Europa; ha borrado el nombre de Barcelona de la Unión para el Mediterráneo; ha hablado de refundar el capitalismo cuando el economista del 2008 ha sido John Maynard Keynes, muerto en 1946; fue el primero en actuar cuando la guerra de Georgia, y después, al estallar la crisis financiera internacional originada en Estados Unidos, fue más rápido que Bush, aunque este ya era un pato cojo.

La Unión Europea se acostumbró a progresar cuando el presidente de la Comisión Europea era una personalidad fuerte, como Walter Hallstein y Jacques Delors. Pero después de Delors, cuyo ideario se correspondía con el de los padres fundadores, el desplazamiento del poder hacia el Consejo Europeo, integrado por los jefes de Gobierno y de Estado, ha sido evidente. Los últimos presidentes de la Comisión Europea no han dado la talla o han sido elegidos porque no daban la talla de Delors.

La pérdida de poder de la Comisión Europea viene, pues, de lejos. Pero Le Monde puede decir que Sarkozy ha inspirado una revolución neogaullista (la Europa de las patrias) al acelerar su declive. El 12 de diciembre, y a propuesta de Sarkozy, los Veintisiete acordaron que la Comisión Europea tenga un repres e n t a n t e por cada miembro, con lo que se descartó que un día se pueda formar un gobierno federal europeo. Pero Sarkozy no es la única prueba del resurgir nacionalista en Europa. Jan Techau, del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, dice que "los alemanes han perdido la fe en la religión europea".

¿Qué pasará ahora, cuando la República Checa ha tomado el relevo? El presidente checo, Vaclav Klaus, liberal integrista y euroescéptico, parece decidido a ser una pesadilla. Y Sarkozy ya ha hecho saber que no faltarán iniciativas francesas en el caso de que los checos, que están divididos por Europa, se lo tomen con calma. Pero el escenario ya no será el mismo. Primero, porque Sarkozy ya no ocupará este semestre la presidencia europea; y, segundo, porque en la Casa Blanca ya no estará Bush, sino Obama. En cualquier caso, la presidencia comunitaria ejercida por Francia ha puesto de manifiesto una paradoja: primero, que la crisis económica da vida a los nacionalismos, y, segundo, que la Unión Europea, para contar en el mundo, necesita un presidente permanente, no un presidente cada seis meses. La presidencia checa puede ser la prueba del nueve.

4-I-09, Xavier Batalla, lavanguardia