´Zapatero y la crotología´, Josep Maria Ruiz Simon

Poco más de un siglo separa las llegadas a la jefatura de gobierno de Antonio Maura y de José Luis Rodríguez Zapatero, dos presidentes a los que ha unido una donjuanesca capacidad temprana para seducir a políticos catalanes. Durante los últimos años, se ha escrito a menudo sobre la influencia en el pensamiento del actual presidente del republicanismo de Pettit, de los marcos de Lakoff y del budismo zen de Shen-hui. Tras la llegada al gobierno de Maura, un periodista andaluz, José Nogales, también puso en marcha una expedición para explorar las fuentes de la filosofía política de don Antonio. Los resultados de su intrépido viaje bibliográfico los publicó El Liberal el 30 de octubre de 1904 en un artículo titulado Este mundo es un fandango,donde identificaba la autoridad filosófica sobre la que se basaban aquellos principios y reglas de la sabiduría mauriana que habían sido capaces de impresionar a más de cuatro benignos catalanes que no habían dudado en grabar en un metafórico escudo presidencial el lema así se gobierna.Según Nogales, la fuente de que se nutría Maura no era otra que la antaño muy celebrada Crotología o ciencia de la castañuelas,publicada en 1792 bajo el nombre ficticio de Francisco Agustín Florencio y escrita por el fraile agustino y escritor ilustrado Juan Fernández de Rojas.

Según indica su autor, la crotología es un tratado científico sobre el modo de tocar las castañuelas para bailar el bolero "y poder fácilmente, y sin necesidad de maestro, acompañarse en todas las mudanzas de que está adornado este gracioso baile español". A través de la obra, el lector puede contemplar la rigurosa marcha de una verdad, la relativa al tocamiento de los crótalos, que, por medio de axiomas, definiciones, escolios, notas y corolarios, procede demostrativamente, como los Elementos de Teología de Proclo o la Ética de Spinoza, a la manera de la geometría euclidiana. El más famoso de sus principios, que Eugenio d´Ors solía citar con deleite, se encuentra en el capítulo segundo. Es el axioma primero: "En suposición de tocar, mejor es tocar bien que tocar mal". Se trata, como puede verse, de una obra puramente teórica. En ello insiste el propio tratadista al afirmar que jamás ha querido ni intentado tocar unas castañuelas y confesarse incapaz de bailar el bolero, antes de añadir que, ya en su época, llena como la nuestra de ilustración y de buen gusto, habían pasado los tiempos en que era preciso saber una cosa para escribir sobre ella.

Como constataba con perspicacia José Nogales, el manual de Fernández de Rojas sirve tanto para gobernar el bolero como para hacer bailar el gobierno de un pueblo eminentemente coreográfico como el español. Aventajado discípulo de Maura y amante de los clásicos, Zapatero parece dispuesto a mostrar, en su negociación del nuevo modelo de financiación autonómica, que las lecciones de fray Juan aún no han caído en saco roto.

13-I-09, Josep Maria Ruiz Simon, lavanguardia