Pakistan: l´exèrcit que te un país

Condoleezza Rice exigió ayer a Pakistán "cooperación y transparencia total" acerca de los ataques terroristas que la semana pasada provocaron cerca de 200 muertos y 400 heridos en Bombay. Desde India, la secretaria de Estado evitó acusar a Al Qaeda, a pesar de "la sofisticación de los atentados" y su voluntad de atentar "contra la economía, como en Nueva York". Algo que probaría, como mínimo, que "los extremistas están aprendiendo los unos de los otros"

La rápida intervención estadounidense ha logrado que el choque entre ambos rivales nucleares se reduzca hasta ahora a una guerra de palabras. La economía de Pakistán, al borde de la bancarrota, no puede permitirse un conflicto bélico. Al mismo tiempo, EE. UU. quiere evitar a toda costa que el ejército pakistaní abandone el flanco afgano - refugio de los talibanes y Al Qaeda-para concentrar tropas en la frontera india. Sin olvidar que India es el primer interesado en que Asif Ali Zardari se consolide como presidente civil de Pakistán.

No obstante, India insiste en que el único terrorista capturado es pakistaní y que el comando se formó en el país vecino. A lo que el presidente de Pakistán responde que India no ha proporcionado "ninguna prueba". Asimismo, Zardari rechaza la petición de extraditar a los veinte terroristas fugitivos más buscados por la justicia india.

El primer ministro pakistaní, por su parte, aseguraba ayer que "ni el Gobierno pakistaní ni el ISI (servicios secretos) tienen nada que ver". En todo caso, Pakistán afirma que irá tan lejos como le permitan las pruebas, pero que los acusados serían juzgados en Pakistán. Zardari recordó ayer que las tres guerras indo-pakistaníes se produjeron en momentos de dictadura en su país. "Las democracias no se hacen la guerra". No obstante, hay muchas dudas en Nueva Delhi sobre el control que el Gobierno democrático de Pakistán tiene sobre su ejército y sus servicios secretos. Como es sabido, hay países que tienen un ejército y luego está Pakistán, donde un ejército tiene un país.

El ministro de Exteriores indio, Pranab Mujeryi, ya ha subrayado que el proceso de distensión con Pakistán está tocado. Pakistán no echa pelotas fuera. Es un hecho que India inculpa automáticamente a grupos radicados en Pakistán y - cada vez más, Bangladesh-de cualquier atentado en su territorio. India también culpó a grupos pakistaníes del atentado contra el Samjhauta Express, en el que murieron 68 personas en el 2007, la mayoría pakistaníes. Ahora se sabe que detrás había grupos terroristas hindúes, con el apoyo de un teniente coronel del ejército indio, Shrikant Purohit. Curiosamente, los responsables policiales a cargo del caso Purohit murieron acribillados por fuego terrorista el pasado miércoles.

India tiene buenos motivos para evitar que la rabia popular se cebe en la minoría musulmana, por lo que insiste siempre en la autoría extranjera. Y en Bombay, toda prudencia es poca. Por todo ello, India se resiste a reconocer que hay musulmanes indios que han abrazado el yihadismo internacional. Y que lo más destacado del atentado múltiple en Bombay es que internacionaliza un conflicto hasta ahora interno - entre hindúes y musulmanes indios-o regional - entre India y Pakistán, por Cachemira-.

Los atentados de la semana pasada de alguna manera castigan - y a la vez fijan-la apuesta estratégica de India por acercarse a EE. UU. e Israel, un proceso iniciado durante la presidencia Clinton y culminado en el acuerdo firmado ahora por Bush, que saca a India - pero no a Pakistán-de la condición de paria nuclear. Ayer siguieron las manifestaciones en varias ciudades, con más de cien mil asistentes en Bombay.

4-XII-08, J.J. Baños, lavanguardia