"El único cineasta de La Movida es Iván Zulueta", Fernando Márquez "El Zurdo"

 

El Zurdo en el «Café Comercial», poco antes de su cierreDe pelo cano, conversación animada, entre el casticismo y la sofisticación, «El Zurdo» (Fernando Márquez) es un superviviente de tiempos convulsos. Y si no lo eran, él los provocaba (sobre todo para sí mismo), con el gen polemista como claro dominante hasta los tuétanos, hasta las últimas consecuencias. Ahora sobrevive no como soldado de fortuna, cosa que en cierto sentido le gustaría, sino como espectador sedente que mira las ruedas girar. Y las mira, y ese es su encanto, desde su iglú solitario, después de tantos sinsabores.

Con «Música Moderna» reeditado, su libro de la Nueva Ola española escrito sobre el terreno, y recién sacado su primer y último disco con La Ruleta China, tras permanecer en el limbo más de un lustro, se le pudo ver el pasado 18 de julio en la madrileña sala Siroco (Calle de San Dimas, 5), en el homenaje a sus queridas Vainica Doble. Allí presentó su nuevo grupo, El día después, formado tras romper amarras con Charlie Mysterio. Poseen ya hasta himno: «Se llama “Necesitas saber caer” y es la mejor canción de autoayuda que se ha hecho nunca en el pop mundial. Cuando estás en una encrucijada, esta canción te pone las pilas. Es una versión de un dúo que no conoce nadie, Don Franciso y José Luis».

ABC se ha reunido con una de las figuras fundamentales de La Movida madrileña para ponerse al tanto de sus últimas andanzas y de paso mantener una profusa, intensa y desvariada charla que bien podría tener su propia colección de caras b, descartes y versiones… de otros artistas. El encuentro tuvo lugar en el ya mitológico Café Comercial, poco antes de su cierre.

- ¿Es la heterodoxia su barco para sobrevivir en el mar actual?

- Yo soy así. Nunca ha habido alguna reflexión para agradar. Desprecio profundamente a los demás.

- Según Michi Panero, en su última entrevista, «el que se sale de la norma en España lo paga caro», ¿Coincide con él?

- Lo bueno es que el país, realmente, ya no existe. Yo ahora siempre hablo de Expaña con x. Y me alegro mucho: es la venganza del alien, del que está fuera. Seguimos siendo infinitesimales; las alternativas que van surgiendo no son alternativas. Una conmoción de fuera, mayormente un conflicto internacional, para que aquí se caiga lo que queda de los palos del sombrajo.

- ¿Es algo nacional o internacional?

- Está en todo: estamos pasando de Roma al Medievo. Hemos entrado en el constantinismo, en los últimos emperadores romanos, esta mezcla de tolerancia y prohibiciones. El libro de Gore Vidal sobre el Emperador Juliano, con el mismo dominio de los eunucos de la vida pública.

- La propia recuperación de Huysmans, el gran decadente francés, por Houellebecq dice mucho sobre nuestro tiempo…

- Houellebecq ha sacado mucho dinero sacando su bilis, cosa que me parece muy bien como realización personal. Aunque, a diferencia de Baudrillard, no lo considero un testigo crítico. Es una parodia de disidente. La diferencia entre el este y el oeste es que en el este uno es realmente un disidente. Lo dijo Solzhenitsyn: «Yo en mi país no podía hablar, aquí lo hago y da igual».

- Queremos empezar con sus gustos literarios, tan diversos, antes de entrar en la música. ¿Cuándo descubre a Jünger, Mishima y Céline?

- A Mishima lo descubro por biografías, entrando de manera un poco tonta. Es la época en la que estaba interesado en la nueva derecha (la Nouvelle Droite de Alain de Benoist), y me leo todas las biografías que se publicaban en español. Ahí empiezo a leer su obra y «Caballos desbocados» me pega un palo. Luego he ido apreciando los límites, y ha pasado de gustarme los libros políticos al menos político de él: «Música». Lo considero una obra maestra, y él lo consideraba un libro alimenticio para el público femenino.

Respecto a Jünger fue también en la época de la Nueva Derecha, antes había descubierto a Brel, a Céline…Jünger es una escritura que salvo te metas mucho es una escritura difícil. Los diarios son muy importantes, pero la obra clave es «Eumeswil», donde el personaje del anarca me parece fascinante. O puedes ser un espía perfecto, estilo Le Carre, o una «anarca»: pero esa guerrilla progresista, sesentayochista, es una payasada. Es curioso porque para Ayn Rand este era un libro de referencia, aunque no sé bien quién influye en quién. La gente no puede entender que sea randiano y a la vez soy euroasiático y apoyo a Putin a muerte. Es que se olvidan que el más randiano en Estados Unidos es Ron Paul que a su hijo le ha llamado Rand, que manda huevos, es el primer valedor de Putin en Estados Unidos. Dugin, el consejero de Putin, es el nuevo Kissinger y está realizando acciones brillantes, demuestra que conoce la situación

- Estos autores que citamos, que construyen una «poética de la violencia», ¿tienen a la marginación por la cultura «oficial»?

- Los tres son mundos completamente distintos. Céline es un aborigen ultrajado: él vive su condición gala como un papúa que le intentan colonizar. Jünger pasa por un sarampión violento, por la etapa de los años veinte del siglo XX, aunque no le veo esa poética que citas. Creo que más bien, sobre todo el Jünger tardío, él quiere acabar con esa violencia…Pero eso no es psicopatía: es puro Hannibal Lecter (risas). Lecter es mi psicoterapeuta de cabecera: yo soy lecterófilo.

- Javier Marías defendía que «no puede ser un gran escritor si se defiende una ideología detestable», a propósito de Foxá.

- Esto es absurdo. Esto les ha estallado en las narices: alimentas el ISIS, a los nazis de Ucrania, ¿y vas de bueno? Llegas al poder…Si Hitler se hubiera pintado de negro y le hubieran dado el Nobel de la paz el primer año de gobierno, ¿todo lo que hizo estaría bien? Yo jamás leería a Javier Marías y sus columnas me aburrían; soy adicto a García-Viñó, además. Es un tipo de literatura…que no me dice nada.

- Cuéntenos sus coqueteos con los partidos radicales del tiempo…

- Fueron mis últimos escarceos. Solo soy un testigo y en mis fanzines y bitácoras me desahogo. Es una cosa mía, no tengo ambición. Es como si me tiro un pedo. El único placer es ver que muchas cosas que escribí en los 90 se están cumpliendo ahora: en ese tiempo hay una coyuntura, existe una conjunción mágica: gente de Falange auténtica tomaba los primeros cargos de FE-JONS, y esta era más abierta. Antes había conocido a Verstrynge…

- Ha citado a Verstrynge, personaje subterráneo y ahora padrino de Podemos, ¿creyó en él?

- Lo descubro en un País dominical, la primera entrevista que le hizo «El País», y me fascinó. Era un hombre además muy atractivo. Había dos apellidos extranjeros en Alianza Popular: Guillermo Kirkpatrick y Jorge Verstrynge. Los dos fueron expulsados por conservadurismo. Esa entrevista dejaba ver que no tenía nada que ver con el franquismo de Alianza Popular. El diario «Ya» por aquellos tiempos organizaba una tribuna y me ofrecieron participar. Era el año 81, solo recuerdo a Verstrynge y yo. El tipo era maquiavélico y seductor y me cogió en un aparte, en la oreja, y me habló de algún panfletillo que había publicado. Me ofreció en el verano del 82, poco antes de las elecciones, entrar en AP como secretario de cultura; era un cargo creado ex profeso para mí. Yo lo rechacé, porque sabía que no dirigía él sino el patrón (Manuel Fraga). Sabía que a la mínima declaración me echarían.

En el 86 aparezco en un spot de Falange vendiéndolo, no era candidato ni nada. Un particular que vende una moto. Fue el momento en que menos les votaron. A partir de ahí se levanta el veto mediático. No es paranoia mía, se ve por la declaración de autores. Hay una canción que es un clásico, que es el «Para ti», me refiero a nivel de liquidaciones. Cuando ves: cero, cero, cero,… Es no radiar a este señor, es volver a los tiempos de Franco, de la autarquía. Tanta leche era la democracia…

- ¿Qué le pareció el caso de Guillermo Zapata?

- Si esa es la estrategia de atracción de gente, todo es grotesco. Ese humor es hooliganismo espiritual. Zapatero agredía desde el guerracivilismo pero con un poco más de nivel. Esto es caca, culo, pedo, pis. esto es de Albert Pla o Def Con Dos. Esta gente se supone que son gestores: habrá gente que se le pondrán los pelos como escarpias. Yo soy un gran admirador de Robespierre y Saint-Just: ellos dicen lo que pueda decir un tuitero, pero al menos lo cumplen. Pablo Iglesias es un Berlusconi con coleta, a ver si nos coloca a todos. Es todo como picaresca. «Colócanos, colócanos». Es una cosa ramplona.

- ¿Fue la Movida real o se ha mitificado? Parece que eran muy pocos, algunos dicen que cuatro…

- Yo viví la pre-Movida, lo que se llamaba la etapa «underground». Que era la muerte de Franco a la fundación de Kaka de Luxe. Primero surge el fenómeno papel, los fanzines, y de las cosas que se publican cosas de la Velvet o Lou Reed. Luego aparecen Tequila o Coz. Y apareció Olvido Gara, Alaska. Hacemos el grupo Kaka y de ahí empieza todo: es el inicio de la Movida. Sin Kaka de Luxe no habría existido la Movida: habría habido grupos como Nacha Pop o Los Secretos que estaban en la tangente del movimiento. Grupos como Aviador Dro no existirían porque no habría donde agarrarse. Santiago Auserón no habría vuelto de París para hacer un grupo. Mi revista, «MMM», era papel de váter comparada con el Mondo Brutto, pero lo llegamos a vender en Madrid en 60 puntos de venta. ¡Mondo Brutto se vende en menos!

- ¿Qué pasó con su colaboración en Mondo Brutto?

- De Mondo Brutto a mí me echaron en su momento. Solo tengo contacto con dos exmiembros que, cuando me echan a mí, se irían ambos. David Farrán de Mora y, sobre todo, Luis Landeira (Dildo). A ver, yo estoy convencido que me metieron para reírse de mí, tenerme ahí para que soltara mis locuras políticas. Debí soltar algo que provocó cierto malestar interno y entonces Galactus me dio la patada.

- ¿Os consideráis los asesinos de los cantautores los autores de la Movida?

- No, porque de serlo no habríamos tenido vinculación con Vainica Doble. Lo que siempre he defendido es que se sea ameno. Yo tuve mi momento Serrat. Adoro dos discos suyos: «Mediterráneo» y « Dedicado a Antonio Machado, poeta». Luego, comienza a poner voz de cabra y hasta ahora. Se amanera, me empieza a aburrir, hay una caída de inspiración. O la Bonet, lo tengo todo. La amo físicamente y la amo por todos los lados. En la época que tenía inspiración sus textos eran tan elevados como las del poeta de al lado que luego musica. Pero con Raimon me tienes que atar como en «La Naranja Mecánica» para escucharle, es una cosa aburridísima. O Luis Llach, que Boadella le tiene un especial cariño entre comillas.

- ¿Y Sisa?

- De Sisa tengo todo hasta lo último que hace, que ya me deja de gustar. A partir de «La Catedral» ya empieza a bajar, que es un disco muy nietzscheano. Es oscurísimo, escalofriante. Llevaba un rollo muy fuerte, muy incorrecto. Y luego se le pasa el cebollón y pasa a integrarse.

- ¿Quiénes son los que más partido le han sacado a la Movida?

- Está claro: Alaska y Nacho (Canut). Viven de eso y lo más gracioso es que lo niegan.

- ¿Ha visto el «reality» de Alaska y Mario?

- No, no. A ver, hace mucho que físicamente me da mucha grima Alaska. Lo de Vaquerizo me parece una cosa tan grotesca, desde que empezó la cosa hasta hoy…

- ¿Valora la reconversión de Dinarama a Fangoria?

- Luis Landeira era muy fan de esa primerísima época. Yo he oído alguna cosa suelta y me deja… A mí me parece serio Spacemen 3 y Spiritualized, esto es una versión Mariano Ozores. Lo único serio de esa saga son los discos de Berlanga en solitario. Es un petardeo, sobre todo con la idea de empezar a vender. Con Vaquerizo y dinero, dinero, dinero…

- ¿Berlanga de haber sido inglés estaría por encima de Morrisey?

- Morrisey es una petarda. El homólogo inglés, el Berlanga inglés, que Carlos lo controla, es Stuart Moxham, de Young Marble Giants. La voz es muy parecida. Estoy convencido de que Carlos lo tenía en mente. Es una cosa como muy elegante, a la vez minimal, y eso muy berlanguiano de «no le doy importancia».

- ¿Es la gran pérdida de la Movida?

- Benavente y Berlanga, con diferencia. Llega una época que me deshago de un montón de cosas y me quedo solo con una mini-lista. Una asignatura pendiente que tengo que descubrir es a Antonio Vega. En su momento me metí mucho con Nacha Pop, porque pensaba que era mayormente el primo. Y luego Esplendor Geométrico, que tampoco les he seguido pero siempre me han merecido mucho respeto conociendo su trayectoria.

- ¿Qué grupos se han quedado desfasados de aquella época?

- A diferencia de Kraftwerk, que siempre suenan actuales, Aviador Dro es como una cosa de barraca de feria. En vez de Emilio «El moro», Emilio «El tecno». Como una película de Alex de la Iglesia, que en vez de vestirse de payasos van ahí por los pueblos haciendo el tecno. Es una cosa muy poco tecno, es muy ibérica. Le pregunté a Servando (líder de Aviador Dro) justo por el cisma con Esplendor. «¿Qué ha pasado?» «Que esta gente querían ir de puretas y yo quiero ganar dinero». Yo tenía una idea de Aviador Dro y luego ves que es una charlotada, que tiene más que ver con el dependiente de los Simpsons. Al final han acabado vendiendo tebeos…

- ¿Había mucho «impostor» por la pasta?

-Toda esa gente mayor que se cuela, tipo Almodóvar y tal, está claro que se mete por la cara… el único cineasta de La Movida es Iván Zulueta. Almodóvar es un señor que se aprovecha.

- ¿Entra Mecano?

- Mecano es el primer grupo que tiene criterio industrial. El mismo que podría tener el gallego innombrable, o gente del pop como un Arbex. La diferencia es que él se monta alguna cosa de cierto nivel. O Micky, que tiene cosas más o menos horteras pero incluso de gran nivel.

- ¿Qué pasó con Paraíso?

- Paraíso era como la puta del rastrojo de la Movida. No nos pagaban, todo el mundo se metía con nosotros porque no teníamos la imagen, no éramos glamurosos, había diferencia de edad, había quien podía ser hijo de otro miembro del grupo,… Era una historia muy destructiva. Hay un momento que yo me harto, cuando se empiezan a pegar en escena varios miembros. A mí me ocurre que no me pasa nada y después se suceden cosas golpe. Nos reunimos a tocar los de La Mode y un Paraíso y es la actuación que más dinero ganamos. Ergo, aquí sobra gente. Después Mario Pacheco me pide material autóctono para su sello y le digo que espere un año. Mario, Antonio y yo estamos un año ensayando y no hacemos actuaciones, hacemos miniactuaciones, de una sola canción. Era un rollo tipo Roxy total, justo lo contrario que lo anterior. Tena nos llama y nos graba una maqueta de cuatro canciones que empieza a sonar por Radio 3. Hacemos la primera actuación, en el 82 cuando todavía no había disco, y estaba a rebosar. Ya esa primera actuación de La Mode era acontecimiento nacional. El 83 fue una locura, 60 actuaciones en un año, más grabar un maxi y un lp, los correspondientes ensayos, etc. Yo pesaba 45 kilos, me puse malísimo. Tuve que dejarlo.

- En una crítica de Diego Manrique sobre tu libro de La Movida, dice que conseguiste que los protagonistas gruñeran, patalearan y amenazaran. ¿Hubo tanto mosqueo?

- Es que a mí me daba igual. Era el segundo libro que publicaba. Eduardo Haro Ibars lo primero que hacía tras entrar en una editorial era recomendarme a mí. Está contada la historia desde dentro. Y voy a contar lo que me apetece. Los grupos que no me interesan y no sigo, no me apetece ir detrás de ellos porque me aburren. Entonces se puso al que luego sería el ideólogo de Glutamato Yeyé de negro, para que recabara todos los datos, que luego yo cogía, oía un poco y… a la mierda. Por eso se enfadaron mucho, porque lo consideraban humillante.

- ¿Alguien se lo dijo a la cara?

- Es que yo no tenía relación, no salgo mucho. A mí me da igual. Con la reedición, he dicho que me arrepiento del tratamiento dado a Nacha Pop. Los Nacho no me dejaron ver a Antonio. Y quizá habría metido a Ilegales. No era La Movida, era una cosa parecida. Me parece que por letras, música y arreglos, lo más cercano al genio es Jorge Martínez. Y lo he descubierto no hace mucho. Lo había visto en una tertulia de éstas basura y pensé que era un Matamoros. Lo más grande que ha dado la Movida y la Para-Movida han sido Jorge Ilegales, Carlos Berlanga (por lo que tengo entendido Nacho Canut al final era casi un amanuense, Carlos le daba hasta el argumento de la canción), Carlos Entrena (como letrista), Santiago Auserón (como letrista),… y yo, ¡qué coño!

- ¿Sigue la prensa musical actual?

- No la sigo, no me interesa la música actual. Lo único que me ha gustado mucho últimamente es Ana Laan, me recuerda a Cecilia, a las Vainica, tiene nivelazo a nivel de textos y de voz. De fuera, lo que más me llamó la atención fue Scarlet’s Well, Tindersticks y luego cosas variadas como They Might Be Giants, que ni siquiera sé si son actuales. The Clientele, Belle and Sebastian…y Cohen, que sigue ahí. Todo lo que hace me parece interesante.

- ¿Ha tenido alguna vez, tanto en su infancia como durante la carrera musical, una situación acuciante en lo económico?

- No, porque hasta el 94 vivía con unos familiares. No tenía gastos. Lo que gané con La Mode lo invertí. Y no soy ni de drogas ni de tal. A partir del palo de Afinsa (2006), vivo en la indigencia. Si no fuera porque soy propietario de la casa en la que vivo, no tengo para pagar el alquiler. Por ejemplo, el metro lo uso fuera del diámetro que tengo desde Cuzco a Sol, que voy a pata. Yo antes cogía el metro alegremente. Había estado invirtiendo desde el 84/85. Es muy fuerte, 17.000 euros no es moco de pavo. A partir de ahí, se mueren mis tíos y consigo una casa a través de rollos familiares y vivo ahí. Ahora mis prioridades son comer, teléfono, adsl y luz. Alguien me deja libros, voy a librería de intercambios.

Hay gente que vive peor que yo. Es que tengo un karma… Cuando el mundo está a punto de irse a la mierda, a mí me van bien las cosas. ¿Qué pasa en 1983? Que están poniendo misiles aquí y allí para iniciar la Tercera Guerra Mundial. ¿Qué está pasando ahora? Hemos sacado el disco, hay buenas perspectivas con el nuevo grupo y tal…pues fíjate cómo está la cosa. Ahora le están poniendo los misiles en la nariz de Putin, hasta que se le hinchen. El verano que recuerdo con más cariño es el del 69, lo pasé en casa de una tía mía en Marbella, y coincide con la matanza de Sharon Tate. En el 88, que parecía que el mundo iba a venirse arriba, yo no tenía ninguna perspectiva. Hasta llegar Tena, que me rescata y me mete en un programa de Radio Nacional. Pensé en suicidarme.

julio tovar / javier villuendas - @abc_es - Madrid11/08/2015 00:00h - Actualizado: 19/08/2015 16:30h. Guardado en: Cultura

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