fracàs de la modernització democràtica a les Maldives

No el cambio climático sino las fuerzas de la reacción anegaron ayer a la joven democracia de las Maldivas. Su primer presidente elegido, Mohamed Nashid, dimitió al mediodía para evitar derramamiento de sangre y "una intervención extranjera" no especificada. Horas antes, la televisión había sido tomada por decenas de policías amotinados y rebautizada con su nombre predemocrático. La sede del partido gubernamental ya era pasto de las llamas y varios dirigentes se recuperaban de heridas de arma blanca.

Las primeras defecciones en el ejército - que se había enfrentado a policías y manifestantes con gases lacrimógenos-convencieron a Nashid de que la suerte estaba echada. Su puesto ha sido ocupado por el vicepresidente, Mohamed Wahid Hasan, un ex alto funcionario de Unicef, que llevaba días en contacto con los herederos políticos de la dictadura.

El derrocamiento de Mohamed Nashid - antiguo preso político y cruzado contra el cambio climático, que llegó a celebrar un consejo de ministros bajo el agua-culmina tres meses de agitación. En un primer momento, la oposición se subió al carro de los islamistas, que critican el islam tolerante (propio de las Maldivas) defendido por Nashid, al que acusan de haber mostrado símbolos de otras religiones con motivo de la cumbre de Asia Meridional, en noviembre. Luego, una multitudinaria manifestación en vísperas de Navidad consiguió prevenir la exhibición de cualquier motivo navideño en las islas, a diferencia de lo que había sucedido - por pocos minutos-el año anterior.

La traca final han sido tres semanas de concentraciones nocturnas de cientos de opositores en la playa artificial de Malé, una de las islas más congestionadas del mundo. Sirvió de detonante el arresto del alto magistrado acusado de dejar languidecer todos los casos de corrupción en los que está implicada la camarilla del antiguo dictador. Nashid se había fijado como primer objetivo reformar la justicia heredada de las tres décadas de dictadura de Abdul Gayum antes de las elecciones del año que viene, con asesoramiento de la ONU y la Commonwealth. Hace pocos días, un diputado conservador británico, John Glen, afirmaba: "Los jueces maldivos no tienen preparación ya menudo son corruptos y hostiles al régimen democrático".

Mohamed Nashid había sido encarcelado en varias ocasiones por Gayum por denunciar sus pucherazos. Pero cuando el joven Nashid ganó las primeras elecciones celebradas en el país, en el 2008, no dudó en estrechar la mano de su antiguo torturador para pasar página. Algo que ha demostrado ser difícil, puesto que la oposición, encabezada por el propio ex dictador, ha bloqueado toda legislación democratizadora, hasta el punto que el gabinete dimitió en pleno, temporalmente, en el 2010.

Maldivas es uno de los pocos países musulmanes que ha encontrado el maná no bajo la arena, sino en la propia arena. Las playas impolutas de algunas de sus mil islas deshabitadas acogen complejos turísticos de lujo en los que se permite el alcohol. Pero la prosperidad pasa de largo para la mayoría de la población y la heroína - una de las importaciones de Pakistán, junto al rigorismo islámico-se ha convertido en un serio problema. Su transición, ahora, está en juego.

8-II-12, J.J. Baños, lavanguardia

Un tribunal de Maldivas han emitido una orden de arresto contra el recién derrocado presidente Mohamed Nasheed y contra su antiguo ministro de Defensa, según informaron fuentes del Partido Democrático Maldivo, fundado y liderado por el exmandatario, que no pudieron precisar los cargos.

   "Se ha emitido una orden de arresto contra él y contra su exministro de Defensa", declaró a Reuters un responsable del partido, Adam Manik. "No tenemos ni idea de cuáles son los cargos", añadió.

   Policías y soldados se han movilizado para detener a Nasheed, quien se acaba de reunir con una delegación de la Commonwealth en Maldivas que se ha ofrecido a mediar en la crisis.

   El expresidente, que renunció al cargo el pasado martes en respuesta a las movilizaciones y motines protagonizados ese mismo día por sus detractores y por decenas de agentes de la Policía, ha asegurado que fue obligado a dimitir "a punta de pistola" y que fue víctima de un "golpe de Estado".

9-II-12, reuters/ep