geopolítica (xinesa) del ferrocarril Mombasa-Kampala

Hace más de cien años los sijs, súbditos indios de la reina Victoria, construyeron un ferrocarril entre Mombasa (Kenia) y Kampala (Uganda) que permitió al imperio británico controlar el Alto Nilo. A este gran valor político se sumó la ventaja comercial de un medio de transporte rápido y barato que permitió extraer las materias primas de África Oriental que alimentaron el crecimiento industrial de Europa y Estados Unidos.

China construye ahora un trazado paralelo que en sólo tres años ha de llegar hasta Juba (Sudán del Sur) y Kigali (Ruanda). Más de 3.600 kilómetros de vías con un motivo que, más o menos, es el mismo que tuvieron los británicos hace un siglo.

Los presidentes de África Oriental aseguran que este proyecto es el más ambicioso que han afrontado nunca, una obra que integrará la región e impulsará el nacimiento de la clase media.

Sus países, sin embargo, están entre los más pobres del mundo. La gran mayoría de la población vive con menos de un euro al día y depende de la agricultura de subsistencia. La calidad de vida mejora poco a poco, pero a una velocidad tan lenta que es imposible ver la luz al final del túnel.

El ferrocarril -previsto para marzo del 2018- transportará mercancías a 80 kilómetros por hora y pasajeros a 120. Costará 13.500 millones de dólares que China aporta en un 90% a cambio de los derechos de explotación de minas, tierras y pozos de petróleo.

La ayuda al desarrollo que ofrece Pekín apuntala las dictaduras de Uganda, Ruanda, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, al tiempo que ahonda en el déficit democrático de Kenia.

Sus líderes entienden que el progreso no puede perder tiempo con el Estado de derecho. La ayuda que durante décadas han recibido de Occidente -dinero vinculado a los valores de la libertad y la democracia- no les ha sacado de la pobreza ni evitado las guerras y las matanzas periódicas.

La historia de este ferrocarril y de la gente que lo verá pasar se explica en un reportaje multimedia que hoy se publica en LaVanguardia.com.

Aquí ofrecemos el arranque de los principales capítulos.

22-II-15, X. Mas de Xaxàs, lavanguardia